—Ten—Dijo una niña de ojos perla y cabellera azabache al tiempo en que ponía un plato con unas bolas de arroz en el suelo de aquel callejón.
No tardó mucho para cuando un pequeño rubio de ocho años se levantara y corriera hacia la comida, con rapidez el niño se metía de manera desesperada cada grano de arroz de la primera bola. La pequeña de la misma edad miró con tristeza al que en antaño fue su único amigo, para luego irse de la zona.
Cuando el chico de ojos cielo terminó, se peino un poco su cabellera ya un poco larga para ser varón y con su pequeña y delgada muñeca se limpio la boca, no había probado bocado en dos días ya que la comida que comúnmente consumía de la basura había sido retirada de aquel callejón.
—Ese demonio no merece ni siquiera la mierda de Konoha—
Las palabras de aquel viejo aldeano sonaron y retumbaron en la pequeña cabeza infante. Si es que así se le podía llamar, nunca tuvo infancia, ese 'privilegio' se le fue negado desde el día en que dio su primer llanto.
Mordió un poco su dedo pulgar y cuando un poco de sangre comenzó a surgir hizo una serie de sellos.
—Kuchiyose no jutsu—Dijo en voz baja.
Unos segundos después una bola de humo apareció, cuando esta se disipo el rubio logro ver como un zorro anaranjado con el tamaño de un gato había aparecido, sin decir ninguna palabra el niño abrió sus brazos, el zorro miró con sus ojos carmín al menor y camino con elegancia hacia él. El cual le tomó con delicadeza entre sus brazos y comenzó a caminar hacia su 'hogar' que se encontraba al final de aquel oscuro callejón sin salida.
Al final de este dos contenedores de basura estaban un tanto separados siendo unidos por una madera en la parte superior haciendo el papel de techo mientras en la parte inferior se situaba una vieja alfombra siendo el lugar de descanso.
El niño se acurruco con el zorro en brazos, mientras este le miraba.
Conocía esa mirada.
—Seguro se acordara—Trato de asegurar el zorro.
—De seguro estará ocupado, Kurama, la aldea es su familia—Contesto.
—Entonces tu eres parte de su familia—Afirmó el bijuu que había bajado las orejas.
—Sabes bien que solo soy una diversión de Konoha, nada más después de eso, aunque con ser algo me basta—Dijo con una sonrisa que para molestia del zorro se había visto jodidamente sincera.
Kurama bufo, el auto-desprecio que tenia su cachorro era de gran tamaño, aunque ¿Cómo no tenerlo? Si eso le enseñó la sociedad desde que el tiene sentido de razón.
—Verás que si se acordara—Susurro ahora acomodándose más cómodamente en aquellos cálidos brazos —Ten esperanza, por cierto, feliz cumpleaños cachorro—Mencionó sonriente.
—Gracias Kurama, pero ya no tengo esperanza, la he tenido ocho años y no hay cambio, ni si quiera sabe que estoy aquí—Dijo en un tembloroso murmullo.
Kurama calló al no tener argumento válido contra lo dicho, era cierto, hace ya casi dos años que habían dejado el apartamento que se les había dado al ya no ser bien recibidos en el orfanato, hace ya dos años que el infante pasaba por pequeñas y leves neumonías durante el invierno al no tener un techo en el que refugiarse, si no fuera por el chakra rojo que le otorgaba al niño, este ya estaría mas que muerto.
El chico había estado al borde de la muerte como mínimo una vez al año desde el día en que cumplió 3, siempre en el mismo maldito día, el 10 de octubre, día en que el cuarto hokage y su esposa desaparecieron dándolos por muertos y el día en el que el zorro se había liberado por la debilidad del sello que lo mantenía preso.El chico era solo ayudado por unos clanes, tal y como eran el Nara, Akimichi, Aburame y Uchiha, todos los demás hacían lo contrario a estos, que sin mas no les permitían la adopción del pequeño, le protegían, lo que podían.

ESTÁS LEYENDO
Locura
Fanfiction-¡Estas loco!- Grito un aldeano a la figura que estaba sobre la torre Hokage. El chico de negra cabellera miraba con una sonrisa torcida lo que veía, los ninjas estaban en posición de pelea, sin embargo el miedo era palpable en sus rostros y los al...