Capítulo III

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El estruendoso sonido de un trueno justo fuera de su ventana y el destello de luz producido por el mismo, solo hicieron de la noche algo aún más aterrador y denso, nostálgico y oscuro. La ventisca era potente, la lluvia repiqueteaba con firmeza contra aquel cristal de su dormitorio y él no había vuelto a cerrar los ojos desde que despertó de forma abrupta a las dos de la mañana, con el sudor recorriendo gran parte de su cuerpo, la respiración agitada y, en su mente, imágenes reproduciéndose similares a las de su extraño sueño durante la noche pasada, solo que esta vez, los recuerdos eran un poco más nítidos, se sentían un poco más al alcance y un poco más palpables.

Había descorrido las cortinas a propósito solo para regodearse de la brillante luz natural que le otorgaba la luna en su gibosa menguante, permitiéndose alumbrar con esta y la vaga de su teléfono celular, todos esos documentos que había vuelto a recolectar con intenciones de leer una y otra vez en el silencio e intimidad de su propio dormitorio. Por más que lo quisiera, KyungSoo continuaba sin poder ignorar los hechos descritos sobre aquel periódico: dos jóvenes desaparecidos en un corto período de tiempo y que más tarde se encontraron muertos, para luego, dar lugar a desapariciones misteriosas del mismo tipo entre intervalos de casi un año entero, siendo cada uno de estos un par de hechos aislados y que a ojos de la mayoría no resultaría nada relevante, sin embargo, teniendo todas las piezas del rompecabezas en sus propias manos, se podía apreciar claramente que el secuestrador -como el joven médico se atrevió a llamarlo- poseía una extraña monotonía. Seleccionaba a jóvenes recién graduados en el área de la medicina, que no hubiesen puesto pie en un hospital reconocido antes, y se sostenía del cierto poderío que poseía cada una de esas familias para desviar así toda la atención de las autoridades a investigar cada una de sus relaciones, en lugar de centrarse en lo verdaderamente importante, permitiendo que el tiempo pase lento y este mismo sea el que se encargue de borrar la expresión de preocupación en el rostro de los pocos habitantes de la Isla.

KyungSoo mordisqueó entonces su labio inferior reseco e intentó marcar el número de su mejor amigo una vez más, rogando porque la señal llegara. Byun BaekHyun sería el único capaz de atenderle a esas horas de la madrugada sin exaltarse demasiado -él confiaba plenamente-, mientras sus padres se atiborraban de trabajo y reuniones en el extranjero, no había alguien más en quien pudiese depositar toda su confianza. Sin embargo, y como era de esperarse más aún con la tormenta que se desataba fuera, la cobertura nunca llegó y la llamada jamás se realizó. Suspiró de una manera peculiarmente temblorosa, dejó los recortes repartidos por la cama y sus ojos no intentaron siquiera volver a cerrarse, cuando entre todos los truenos y el crujir de las ramas de los árboles, pudo sentir la madera de algo mucho más próximo a él, en el interior de la mansión, hundiéndose bajo lo que parecían ser pisadas previamente calculadas.

No necesitó de pensarlo dos veces o de intentar asimilar la situación, para poder notar prontamente la forma en que su corazón comenzó a latir desenfrenado, malditamente curioso y con la excitación a tope provocando estragos en el resto de su cuerpo. Sintió temblores al ponerse en pie y dirigirse en dirección a la puerta de la gran habitación, su estómago casi revolviéndose, deseando en lo más profundo de sí el salir y encontrarse tal vez con el señor Park diciéndole que todo estaría bien, que todo aquello era tan solo un mal entendido y que la Isla no le significaba ningún peligro verdadero; que todo eso había sido una absurda broma de su parte, o tal vez, queriendo darse de cara con el viejo señor Lee, quien le podría llegar a sostener y recomponer con esa peculiar sonrisa amable, luego de haberse desaparecido durante un día entero. 

KyungSoo no sabía exactamente a qué atenerse. Su propio andar lo guiaba a través de los pasillos de forma inconsecuente, a través de la oscuridad que se presentaba sobre ellos y por los pequeños destellos de luz colándose por las ventanas despejadas. La oscuridad allí en donde la luna no alumbraba se hacía mucho más espesa, casi infinita. Caminó lento a lo largo del pasillo, las sombras ocultaban sucios secretos, se sonreían con su presencia, y justo al posarse frente a las escaleras, pudo divisar el espacio vacío de su muñeco favorito, de pronto sintiendo como si un fuerte frío le golpeara de lleno. Do KyungSoo instintivamente frunció el ceño y retrocedió con desconfianza; sus pisadas fueron inseguras, la madera crujió bajo su peso y su cuerpo fue testigo de la forma en que un par de brazos lo rodearon desde atrás y una delicada mano se posó sobre su boca con firmeza. Un gemido ahogado de sorpresa, un relámpago abriéndose paso sobre el cielo y destellos alumbrando una penumbra, quizás lo suficiente como para que un par de grandes ojos demasiado humanos, percibieran un fugaz reflejo a través de la ventana justo en frente. De pronto, los músculos de aquel con gruesos labios se hallaron tensos y su respiración pesó, sin embargo, se sorprendió a sí mismo de saber que en realidad, no temía de aquel que pegaba su calor al propio y de pronto se aferraba, como si su vida dependiese de ello. 

Pretty Doll ┇ KaiSoo/SooKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora