Capítulo IV

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El camino recorrido a través del espeso bosque por el que KyungSoo ingresó la primera vez, parecía volverse más eterno a cada segundo transcurrido dentro del sofocante automóvil con el que marchaban, tal como si no fuese capaz de dejar atrás aquella solitaria mansión y sintiera la respiración de un muñeco pesar sobre su nuca. El señor Lee había aceptado idea de llevarle a una estación de servicio tan pronto como esta fue dicha, y a pesar de la sonrisa pequeña sobre los rasgos increíblemente amables de siempre, el joven médico no hacía más que sentir el nerviosismo avanzar por su cuerpo y generar un gran nudo de emociones mezcladas en su garganta. Era como si, a pesar de todo, los secretos y dudas estuviesen a punto de rasgar su piel hasta arrastrarse fuera; como si no pudiese ser capaz de librarse de las cosas que lo atormentaban, aún estando a kilómetros de distancia del punto de partida.

Mordió su labio inferior, quizás por costumbre o tal vez necesidad. La humedad provocada por la tormenta de la noche anterior, volvía solo un grado más tétrico el ambiente en general, ya muy diferenciado con el de la primera jornada. Incluso la maleza y los árboles parecían susurrarle de otro modo, los silbidos entre las hojas se alzaban con más furia y eso hacía a su piel erizar y a su cuerpo, en consecuencia, hundirse un poco más en el asiento trasero del coche en marcha. 

Aproximadamente una hora y media más tarde, logró divisar la primera estación de servicio a un costado de la carretera; sus ojos dolían ante el hecho de haber estado analizando cada detalle del camino a pesar de saber que no ganaría algo en lo absoluto, porque continuaba estando en medio de lo que él nombraba, en su cabeza, como un lugar por completo desconocido. El chófer aparcó y él se deshizo del cinturón tan pronto como la puerta a su lado fue abierta, permitiéndole el contacto directo con el frío exterior que le hizo sobar sus brazos por instinto. Como era de esperarse, la estación se sumía de tranquilidad absoluta, a excepción, claro, del sujeto solitario y aburrido dentro de la tienda, quien llevaba un par de auriculares puestos y ojeaba una revista con desinterés. KyungSoo se encogió dentro de su propio abrigo y agachó la cabeza mientras se dirigía a la cabina telefónica instalada fuera de la tienda, sus dedos tantearon con temblor algunas de las monedas que llevaba en el bolsillo y cuando al fin ingresó, el señor Lee cruzaba palabras con el empleado de turno que ha dejado la revista sobre el mostrador. 

Tragó pesado. Levanta el comunicador, la línea suena esperando ser utilizada, divisa en su memoria los números que debe marcar y su respiración se agita un poco más cuando no encuentra la ranura por la cual debería insertar las monedas. El entrecejo se frunce, intenta no parecer tan desesperado cuando sus ojos se mueven en distintas direcciones en una búsqueda sin mayor objeto que el aparente. 

—Mierda... —murmura por lo bajo y cuando alza la mirada nuevamente, se encuentra con aquella sonrisa tan característica del señor Lee a la distancia, una que justo en ese instante, le provocó más de un solo escalofrío y le hizo preguntarse si toda esa amabilidad no era tan solo cuestión de tiempo.

Una sola llamada. KyungSoo dejó el comunicador en su lugar. No podía arriesgarse a ser descubierto llamando a su mejor amigo y además al hospital, porque todo estaría registrado por aquel sujeto dentro de la tienda y se sentía dentro de una verdadera lucha entre la ética profesional, que le incitaba a recuperar a la señora Park, y sus convicciones personales con relación a lo que verdaderamente estaba sucediendo. Suspiró, no podía perder más tiempo. Fingió recordar y volvió a tomar el comunicador antes de marcar su primera opción, la comunicación sería lo suficientemente concisa como para no levantar sospechas.

Uno. Dos. Tres tonos antes de poder ser atendido y su nerviosismo aumentando al momento de escuchar una voz muy bien conocida, después de varios días, murmurando palabras inconexas en voz baja.

—¡BaekHyun! —levantó la voz KyungSoo de forma inmediata. Del otro lado de la línea, su mejor amigo parecía estar a duras penas despertando— BaekHyun, escucha, por favor. Necesito que me ayudes.

Pretty Doll ┇ KaiSoo/SooKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora