KyungSoo asumió, en algún punto en el que sus pensamientos volvían a nacer confusos, que toda esa situación debía tratarse de tan solo alguna especie de pésima broma, alguna absurda y de mal gusto, con un exagerado y buen argumento puesto de por medio. Cuando ya no pudo oír la entonada voz de su mejor amigo desde el otro lado de la línea, cuando el teléfono celular le fue arrebatado al fin y de nuevo fue dejado a solas con JongIn, dentro del espacio por el cual no se colaba ni un miserable rayo de la luz del exterior, el médico atinó a reír a ruidosas carcajadas que descolocaron mucho más al chico junto a él.—¿Qué mierda es esto? —maldijo en voz alta, cuando la sonrisa se esfumó del todo y el moreno solo se atrevió a mantener intacto su propio silencio. En ese instante, un par de labios sellados resultaban mucho más reconfortantes que cualquier otra cosa alrededor— ¿No podré salir de aquí jamás? —continuó. Fraseaba con tintes de tonalidades amargas— Mis padres ni siquiera saben que ya estoy graduado, JongIn, y debo estar presente para cuando BaekHyun reciba su primera medalla por sacar adelante a todo el grupo de ineptos con el que trabaja.
El joven mordió su labio inferior y volvió a tirar con fuerza de la cadena que mantenía limitados sus movimientos, tan solo logrando desprender una fina capa de polvo del pilar a su espalda y el molesto rechinar del metal viejo y oxidado. Aquel de apariencia suave como la de un muñeco a punto de romperse, dibujó una ligera mueca sobre su abultada boca. Quizás felicidad, tal vez disgusto, confusión, o incluso un poco de ridícula auto compasión.
—Al menos tú... —inició JongIn, siempre con precaución y sin elevar el tono de voz en demasía. Durante tal punto, sus propias palabras retumbaban dentro de la cabeza hasta golpear sus sienes sin piedad, resaltando la fragilidad adquirida durante esas últimas horas de aislamiento— tienes a alguien... que espera por ti.
Labios gruesos y un par de puños apretándose, mientras el silencio volvía a reinar en esa habitación y los pesares una vez más surgían sobre ambos corazones. Los orbes de KyungSoo se dirigieron con destreza hasta encontrar camino con los del moreno; ese par de ventanas a un alma mucho más rota que la suya, mucho más frágil y con las esperanzas y el brillo destruidos desde hace ya mucho tiempo. Eran cosas que iba comprendiendo poco a poco, porque JongIn no tenía a alguien que esperara por él cada noche.
—Lo siento —musitó el otro a duras penas, inmediatamente arrepentido de permitirse llevar por el pánico. Con la impotencia volviendo a abarcar parte de sus pensamientos, se sintió inútil y estúpido, también malditamente egoísta y desconsiderado hacia aquel que no tenía nada más que a su propia persona—. ¿Puedo preguntar qué sucedió contigo...?
—Primero fue mi hermano mayor y más tarde mis padres... Un día, no estuvieron más junto a mí —no hubo necesidad de silencios prolongados, titubeos ni incomodidad por parte del moreno, y KyungSoo entonces se preguntó cuántas veces ese chico habría recitado esas palabras para sí mismo, en un intento vago de aceptar la realidad—. Sé que no debería... haber tenido la voluntad de continuar en tan poco tiempo... pero ellos siempre quisieron lo mejor para mí. El estudio de la medicina era casi una tradición para nuestra familia...
—¿Es decir que Park...? —El médico no fue capaz de concretar el resto de la oración. Su mente maquinó tan rápido como los asentimientos sin energía de JongIn se daban en aquel instante y por un momento él quiso estar en lo incorrecto; creer que la escalofriante historia que se contaba por sí misma a través de una construcción antigua y el soplo del viento frío contra madera, no trataba acerca de un joven estudiante con una vida entera por delante, y que por algunas desgraciadas circunstancias, fue a caer a las manos del responsable de la muerte de su propia familia. Su vida manejada como la de un muñeco por su dueño, que nunca tuvo otro destino más que el permanecer a su lado durante toda la eternidad, silenciado para siempre.
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Pretty Doll ┇ KaiSoo/SooKai
Fanfiction❝Park ChanYeol se dedicó entonces a la creación de finos muñecos, únicos e incomparables, con apariencia humana y la peculiaridad de poseer ojos llenos de vida; profundos, como si cada una de esas criaturas talladas a mano tuviese una larga historia...