Capítulo 2

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KyungSoo con su libreta de dibujo en mano, miraba a través de la ventana el cielo sin luna ni estrellas. Deseaba tanto poder ver el brillo de las estrellas. Extrañaba los momentos en que miraba el cielo, recostado sobre la hierba de la colina cerca de la granja de sus padres. 


Nunca se iba a acostumbrar a no poder ver las estrellas en la ciudad. 


Volvió su mirada a su libreta de dibujo, y el rostro de JongIn le devolvió la mirada. Había hecho un bosquejo de su rostro a la hora del almuerzo. No había podido dejar de pensar en las palabras del más alto, así que había empezado a hacer dibujos de su rostro, de la mirada intensa de sus ojos, de su sonrisa divertida. Estaba asombrado con lo increíblemente fácil que podía recordar cada gesto que Kai hacía cuando sonreía o cuando estaba triste, recordar la forma en que sus ojos cambiaban de tonalidad según el humor en qué se encontraba, de lo fácil que era reconocer cuando su sonrisa era verdadera o sólo fingida. De sus gestos infaltables cuando la alegría rondaba sus labios, o cómo la sonrisa llegaba a sus ojos cuando estaba verdaderamente feliz. Era muy fácil recordar el movimiento de su cabello cuando reía a carcajadas, o del brillo malicioso de sus ojos cuando planeaba alguna travesura. 


Se había pasado tres horas intentando plasmar en el papel, cada rasgo esencial de su fisonomía. Y ese hecho lo tenía algo confuso. Nunca había creído que pudiera conocer todas las facetas de la vida de JongIn y eso lo inquietaba mucho. 


Pasó las páginas de su libreta, había varios dibujos de JongIn en ella. Era bastante sencillo recordar cada ángulo y depresión de su rostro, sus largas pestañas, sus ojos oscuros. Aún no se sentía listo para ver a JongIn desnudo, como Dios lo trajo al mundo. ¡Joder!, quizás nunca lo estuviera. Tenía miedo de que esto cambiara la forma en que lo veía. 


Los nervios volvieron rápidamente cuando JongIn apareció en la puerta abierta del estudio llevando sólo su albornoz. Tragó el nudo en su garganta y trató de actuar lo más normal posible. No podía dejarlo saber lo difícil que era verlo en esas condiciones. 


— Adelante JongIn. Siéntate allí —. Señaló el pequeño sofá cubierto con una sábana blanca que tenía junto a la ventana. — Deja el albornoz junto a la silla. Quiero hacer algunos bocetos antes de elegir la postura correcta de tu cuerpo para luego empezar con la pintura.


JongIn lo miró sonriendo. — Se nota que estás apurado por verme desnudo. 


KyungSoo se detuvo con el lápiz en la mano a unos centímetros de la libreta a punto de empezar a dibujar y levantó la mirada con los ojos grandes por la sorpresa. — No...yo...no era eso...yo...


— Cálmate, sólo estaba bromeando. 


— Ponte lo más cómodo posible — murmuró con nerviosismo —, y haz de cuenta que no estoy en la habitación. 


JongIn bufó antes de acercase al sofá. Le dio la espalda y se quitó lentamente el albornoz, dejándolo caer al suelo y descubriendo la piel tersa de su espalda, los músculos definidos recorrían toda la longitud de su espalda hasta acabar en un duro y apretado trasero. Era imposible poder despegar su mirada de esa piel dorada. ¡Dios!. Nunca pensó que fuera así de hermoso. No lo había notado antes, pero su polla sí prestó atención. KyungSoo sintió el tirón de su erección en sus pantalones e intentó sentarse de tal manera que pudiera ocultarla. Cuando el pelinegro se estaba sentado pudo ver sus pesadas y duras bolas. Apenas fue un vistazo, pero sentir que toda su sangre se acumulaba en su polla lo avergonzó. No podía creer que estuviera viendo a su amigo con total descaro. Tenía que ser profesional y sólo dedicarse a dibujar. 


JongIn se sentó haciendo lo posible por no mostrar su polla y eso KyungSoo se lo agradecía en el alma. Ya se sentía extraño por verlo de esa forma, así que no quería seguir actuando raro si veía esa parte de Kai que no tenía derecho a apreciar. 

Lienzo al desnudo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora