Capítulo cinco

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MEMORÍA PERDIDA▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬

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MEMORÍA PERDIDA
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Respiró hondo y salió al exterior, enfrentándose a las personas que, como en cada ocasión que Ezra se mostraba ante ellos, giraron el cuello casi descogotándose para observarlo sin pudor. Cuestionaba a qué se debía tanto interés si él no era más que Kaleem o Isabelle. No era especial, simplemente uno más del resto.

Pero ellos no pensaban de esa manera.

Fue recibido con agasajos, sonrisas y cumplidos sobre su labor como cazador de sombras, así también con miradas frías. No sabía que era peor, ser adulado u odiado.

El jardín trasero estaba decorado con iluminación violeta, las luces se reflejaban en la noche como pinceladas brillantes en un paño negro. A la derecha vio una barra de bebidas, un baúl de esos que encontraba al de la cama, lleno de hielo con cervezas enterradas hasta el pico, ponche de frutas y una mesa circular con mojitos y chupitos de tequila servidos por un cazador de sombras albino de nombre Santiago. Por otro lado, a la izquierda, se hallaba la comida expuesta sobre un mantel blanco con runas y detalles en bordó. Y, por último, en el centro, en el lugar donde vio a Galene Aspenshade tocando el piano el primer día que llegó, había personas bailando una clase de música moderna que Ezra no reconocía.

—Vaya, te ves muy bien, Herondale —Kaleem habló, acomodándose a su lado, chocando hombro con hombro. Ezra ladeo la cabeza para escanearlo también, vestía una camisa negra que se ajustaba a su figura y jeans oscuros que lo hacían parecer más blanco y más rubio.

—También tú —señaló y lo molestó al chocarlo con el hombro.

—Somos los padres más modernos, eh —bromeó, alzando la voz por sobre la música y juntos caminaron hasta el rincón donde se hallaba su grupo de amigos.

—Bueno, quizás porque somos los únicos padres entre todos los presentes —replicó Ezra y, tras guiñar el ojo, se apartó de él para ir hacia Isabelle que jugaba con el sorbete del mojito—. Izzy, creo que la ropa es demasiado ajustada. Me siento incomodo, ¿Crees que pueda cambiarme o, tal vez, no lo sé, quemarla?

Isabelle, que fue quien eligió su atuendo: jeans ajustados negros y una camisa de manga larga color vino, rodó los ojos y sonrió emocionada por darse el lujo de jugar con la ropa nueva, lo cual resultaba todo un proyecto para ella ya que ninguno de sus hermanos nunca dejó que los vistiera.

Isabelle, que fue quien eligió su atuendo; un vestido de tirantes negro, ceñido al cuerpo que le llegaba hasta la mitad del muslo, rodó los ojos y sonrió emocionada por darse el lujo de jugar con la ropa nueva, lo cual resultaba todo un proyecto para ella.

—¡Exageras! Te ves tan genial que dudo que alguno de los muchachos que están aquí te saquen los ojos de encima. Quizás, si fracaso como cazadora de sombras, podría ser estilista de lo sobrenatural, creo que a muchos de aquí le hace falta un cambio de imagen. Especialmente a ese tal Adorno, ¿Has notado que tiene la piel grasa? —parloteó la morena, restando importancia al asunto y luego se volvió hacia él, enseñándole su teléfono móvil. Específicamente una conversación que mantenía con Alec. Primero vio una foto que Izzy le sacó apenas bajaba la escalera y luego la respuesta de Alec ante la clara provocación de su hermana:

Royalty | Alec LightwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora