28.

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La respuesta de la fémina era más que predecible. Claro, sin contar que prácticamente se lanzó sobre ti, llenándote el rostro de besos.

Hice una mueca de desagrado, seguro su brillo labial barato dejaría manchas.

Sus amigas no tardaron en celebrar con agudos gritos, y los murmullos se expandieron por el salón.

Me percaté de la expresión del chico a mi lado; RenJun tenía su boca levemente entreabierta, se mostraba incrédulo a la situación. Luego se volvió a mi con el ceño fruncido.

Desvié la mirada antes, y agradecí que no hiciera ningún comentario.

El profesor Jung de Geografía llegó poco después, pidiendo tomar sus lugares para comenzar la clase.

Me fue imposible tomar atención, sin desviar de vez en cuando la vista hacia ti y a ella buscando cualquier excusa para hablarte, abrazarte o sonreír de esa forma coqueta que tanto detesto.

Si, puede que sea masoquista. Nadie me obliga a observarlos.

¡Pero es que estaba celoso, demonios!

—¿Estás bien?— oí la voz de mi compañero de pupitre.

—¿Eh?

Cuando lo miré, éste llevó su vista hacia mis manos.

Había partido el lápiz grafito a la mitad sin darme cuenta que lo tenía.

Ah, genial.

Suspiré apoyando mi espalda recta en la silla, viendo hacia la pizarra.

—Si no dejas de observarlos, terminarás rompiendo todo tu estuche.

Reí sin humor.

¿Podría haber algo más patético que esto?

¿Sabes?/JaeNo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora