10. Friends.

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Jueves por la mañana. Después de la discusión de Jos y Alonso luego de volver de París, todo siguió como normalmente, exceptuando las pesadillas. El rubio había parado de tener malos sueños desde ese día, y se lo agradecía infinitamente a todos los Dioses de todas las religiones. Si tenía que ser sincero, no recordaba cuándo fue la última vez que tuvo un descanso de mínimo ocho horas ininterrumpidas. Y se sentía tan malditamente bien.

Eran las once de la mañana, lo que quería decir que Alonso se encontraba totalmente solo, dado a que Jos había ido la Universidad. El periodo de vacaciones del pelinegro habían finalizado unos días atrás y, aunque quisiera, no podía quedarse en casa con Alonso.

Se había levantado temprano, así que ya había cumplido con todo lo que tenía que hacer para que su departamento estuviera presentable. Se sentó en el sofá que estaba justo frente al televisor, y lo encendió. Pasó los canales hasta encontrar una película de acción que llamó su atención. Casi dos horas después, una vez que finalizó el film, se dio cuenta de que estar solo era realmente tedioso.

Se dirigió a su habitación, y rebuscó entre los cajones de su buró el aparato que hacía mucho no utilizaba. Lo tomó, lo conectó al cargador, y esperó unos minutos para que tuviera la batería suficiente para encenderlo. Una vez que lo hizo, buscó entre sus contactos la letra B, y marcó el número de la única persona con esa letra que tenía agendada.

- ¿Bueno? - la voz confundida del castaño se oyó por el auricular.

- Hola Bry.

- ¿Alonso? ¿En serio? - la sorpresa en su voz no se pudo ocultar de ninguna manera. El rubio hizo un sonido de afirmación -. Creí que habías tirado tu celular. Hasta borré tu número - confesó.

- Solo decidí dejar de usarlo. Estaba guardado - dijo -, Lo busqué para llamarte y preguntar si Freddy y tú quieren venir. Jos fue a la Universidad, y tiene que arreglar unas cosas, así que va a llegar un par de horas más tarde - silencio. Silencio era lo que había del otro lado de la línea. Un par de segundos bastaron para que ideas se formaran en la cabeza de Alonso, y éste considerara estúpido haber llamado a Bryan -. Yo, ¿sabes qué? Fue tonto llamar, perdón por molestar, adiós - estuvo a punto de colgar, y ahora sí tirar su celular, pero la voz del castaño lo detuvo.

- No, Alon, no. Lo siento, es que hacía mucho que no nos invitabas a tu departamento - inquirió, haciendo sentir al rubio un poco culpable. Se había cerrado tanto ante su dolor y culpa, que nunca consideró que a ellos también les afectaba -. Estaremos allá en media hora. Freddy apenas está terminando de dar su clase - un suspiro lleno de alivio salió de los labios del ojiazul. Realmente creía que su amigo se había quedado callado pensando en una buena excusa para no ir con él.

- Está bien, Bry, nos vemos - colgó, y apagó nuevamente su teléfono, para luego guardarlo donde estaba antes.

La media hora había transcurrido y los amigos de Alonso, tan puntuales como siempre, tocaron la puerta de su apartamento. El rubio pausó la serie que estaba viendo, y les abrió.

- Realmente sigo sin creer que nos hayas invitado. Cuando Bryan me lo dijo pensé que había imaginado tu llamada - el castaño de dio un codazo a Freddy por su indiscreción, y Alonso rió. En verdad extrañaba a sus amigos.

- ¿Qué tienes planeado hacer, Alon? - cuestionó Bryan.

- Oh, nada, realmente. No quería estar solo - pronunció con pena, esperando una reacción negativa por parte de sus amigos, ellos solo sonrieron.

- Vamos a jugar, aunque sabemos que yo les ganaré en todo - propuso Leyva con superioridad. Los otros dos sonrieron, y comenzaron a hacer bromas al respecto. Se dirigieron a la sala, y ahí encendieron la consola que Jos solía usar para jugar cuando no estaba ahogado en proyectos universitarios.

Sing me to sleep «j.v» [pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora