En un orfanato de la ciudad, hace 10 años.
-Amanda Valdivielso, acuda al despacho de la señora Sotillos.- anuncia una voz por megafonía.
-Esa eres tú, Ami.
-Lo sé chicos. Os voy a echar mucho de menos.- contesta apenada Amanda.
Silencio. Nadie podría explicar los sentimientos de tres niños de cinco años, que en esos momentos solo tienen ganas de llorar. Al lado de Amanda, una niña de ojos verdes, con una cabellera castaña alborotada que la llega por la cintura, se encuentra Natalia, "Nata para los amigos", como suele decir ella cuando se presenta. Natalia es una niña con rostro misterioso, ojos marrón muy oscuro, pelo negro azabache que lleva por los hombros acompañado por una diadema verde, con un flequillo muy recto y cara blanquecina. Suele tener expresión seria, y no causa una impresión muy acogedora, pero es entonces cuando sonríe, cuando su rostro se ilumina y se convierte en la niña mas dulce del mundo.
Después está Pablo, niño rubio de cara angelical, ojos verdes y unas pocas pecas. Tiene el rostro enmudecido a causa de la conmoción por ver marchar a una de sus mejores amigas de este orfanato. Es incapaz de mirar a otro sitio que no sea el suelo.
-Somos amigos para siempre, nunca nos olvides a Pablo y a mí por favor.- pide Natalia.
-No lo haré.-afirma Amanda.
-Te lo vas a pasar muy bien con unos papás, tendrás muchos juguetes y cuando haga calor te compraran un helado de esos de chocolate que aquí solo nos dejan comer por nuestro cumple.-dice Pablo, tras una tímida sonrisa.
Amanda y Nata comienzan a reírse, pero paran en cuanto se dan cuenta que una lágrima resbala por la mejilla de Pablo. Tras una lágrima viene otra, y otra, y Natalia no evita contagiarse del llanto, al igual que Amanda, que a pesar de todo es optimista y anuncia:
-¿Os cuento un secreto que me ha dicho Rosi? ¡Cuando me vaya con mis nuevos papás, me han prometido que os llamaré al teléfono blanco y grande que tiene en el despacho, y hablaré con vosotros!
-¡¡Que guay!!- exclaman Natalia y Pablo al unísono.
Y los tres sonríen. Pero no son los únicos, ya que, por la rendija de a puerta, Rosalia, una de las cuidadoras del orfanato, acaba de escuchar la conversación. "¡Si sólo son niños!", piensa. Y es que por muy niños que sean, son capaces de sentir como adultos.
Ya hace unos minutos que los nuevos padre adoptivos de Amanda esperan en el despacho, así que se debe darse prisa.
Tras abrir la puerta, Rosalia dice:
-Ami, cariño, te tienes que ir ya. ¿Lo llevas todo?
La niña mueve a cabeza en señal afirmativa y agarra una pequeña mochila de color azul marino con un par de pegatinas.
Los tres se miran instintivamente y, sin pensarlo se dan un abrazo fuerte en el que sollozando dicen los tres: "Amigos para siempre, siempre, siempre y siempre de los siempres del universo".
Pero, a pesar de esa promesa de no olvidarse y ser amigos para siempre que hicieron tantos años atrás, para Amanda Valdivielso, a sus quince años de edad en el presente, Natalia y Pablo solo son un antiguo recuerdo, que en ocasiones aparece en forma de sueño en su cabeza.
ESTÁS LEYENDO
Mirame a los ojos.
Teen FictionAmanda es una chica alegre, soñadora, divertida... Pero sus temores se pueden cumplir, y por mucho que quiera aparentar es muy insegura. En esta historia Amanda, una típica adolescente muy normal, con sus amistades, su amor, sus estudios... se vera...