capítulo 58

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Durante varios minutos no se oye nada pero de pronto se oyen unos pasos acercándose y como una persona protesta.
Al cabo de unos minutos tocan a la puerta.
El señor al oír que tocan, levanta la vista de los papeles que está leyendo y dice.
- Si, adelante, está abierto.
A los pocos segundos se abre la puerta entrando uno de sus hombres de confianza acompañado de varios más y de una mujer que protesta insultándolos.
El señor se levanta del sillón y dice muy serio.
- Silencio, deja de protestar.
La mujer se gira y dice.
- ¿ Porque me han ido a buscar tus hombres y me han traído casi a rastras?
El hombre responde.
- Si tú hubieras contestado a mis llamadas o a los mensajes, esto no habría pasado, así que calla te que es culpa tuya y de nadie más.
La mujer que iba a seguir protestando , cierra la boca y mira a su alrededor y al ver la mujer que está sentada en una silla, se gira y dice.
- ¿ Qué hace esta mujer aquí, porque está en tu despacho?
El señor mira a la mujer y le dice.
- Eso no es tu problema, yo decido quién entra y quién se queda en mi despacho, está claro, ahora sienta te y calla te.
La mujer se dirige hacia la silla que está vacía y mirando a la otra mujer con cara de odio, murmura para así en voz muy baja sin que nadie entienda lo que dice.
- El problema personal que tenga ustedes dos, es vuestro y nada más que vuestro, pero lo que no voy a permitir a ninguna de las dos es que uséis la metedura de pata de una en el trabajo para desquitarse y así burlarse de la otra está claro
Las dos mujeres asienten con la cabeza a la vez.
El señor sigue hablando.
- Y para que veáis que no es una broma, y que es en serio, os voy a informar de que a partir de hoy si una de vosotras usa el trabajo para vengarse de la otra , las dos seréis castigadas.
Y como he comprobado que hoy lo habéis hecho ambas usando el trabajo sin parar a pensar que me estabais perjudicando a mi, seréis castigadas con doble castigo, uno por tus mentiras y otro por perjudicar a la otra.
El señor se gira y toca un botón.
Al instante, pican a la puerta y el señor dice.
- Señor, ha llamado.
El sor responde.
- Si, puedes llevártelas y les das un doble castigo a cada uno de ellas, por sus faltas.
Las mujeres miran al señor y dicen ambas con cara de terror.
- No por favor, a partir de hoy no volveré a hacerlo, lo prometo, dice Ágata.
La otra mujer también responde
- Yo también prometo no usar el trabajo en contra de Ágata, lo juro.
El señor las mira a ambas , mientras el hombre espera para saber que debe hacer.
El señor piensa durante unos minutos, mira a su hombre de confianza y le pregunta.
- ¿ Que opinas, se les debe dar una oportunidad no castigandolas, o deben ser castigadas ambas por poner a toda la organización así como los planes de esta a punto de ser descubierta por fu falta de seriedad y comportamiento.
El hombre más mira fijamente a ambas y dice.
- Mi opinión es que si hubieran sido hombres ahora estarían muertas , por lo que pienso que merecen un escarmiento.
El señor asiente con la cabeza al escuchar las palabras de su hombre.
Ambas mujeres están aterradas pensando que las van a golpear duro por lo que hicieron.
Durante varios minutos, se nota la tensión, al final el señor las mira y dice.
- Voy a dejar que decida la moneda,si sale cara no recibiréis ni un solo golpe pero si sale cruz entonces recibiréis un castigo cada una y sin ningún tipo de protesta por parte vuestra.
Ambas mujeres asienten .
El señor saca una moneda y la lanza al aire, de tal forma que la moneda al final se queda encajada en una rendija por lo que no cae al suelo.
Ambas mujeres respiran y sueltan un suspiro de alivio,
El señor al ver que la moneda no se cae , mira a su hombre de confianza sonriendo primero y después mira a ambas mujeres y les dice.
- Bien como la moneda no ha caído, no podemos saber que habría salido, por lo tanto tenemos que solucionarlo de otra forma, así que he decidido después de pensar lo bien que no os castigaré pero estaréis a prueba y si volvéis alguna de las dos a ocasionar algún tipo de problema, entonces nada os librará del castigo, he sido claro.
Además cada una de vosotros estaréis vigiladas por alguien de mi confianza para comprobar que realmente cumplís o seguís mintiendo.
Las mujeres asienten con la cabeza y responden .
- De acuerdo, señor, como usted ordene, dice Agata.
La otra mujer responde.
- Yo también acepto, no hay ningún problema, lo juro.
El señor las mira, sonríe y les dice.
- Bien, os podéis retirar, pero recordar estáis a prueba y advertidas además habrá una persona que me va a informar de vuestros pasos, ahora marchaos, largo.
Las mujeres se levantan de las sillas y se dirigen muy rápidamente hacia la puerta, una de ellas la abre y salen del despacho casi corriendo, sin mirar atrás.
Mientras en el despacho, el señor mira a su hombre y le dice.
- Aún sigo encajando la moneda en la rendija, no he perdido la habilidad.
El hombre de confianza le mira y le dice.
- Si es cierto, pero tienes que tener cuidado un día de estos la jugada no te saldrá tan bien.
El señor le mira y le dice.
- Bueno vamos a continuar con el trabajo, ¿ has sabido algo nuevo con respecto a nuestros otros amigos?
El hombre responde.
- No sé si será bueno o malo pero me han informado que se porta de manera rara uno de nuestros hombres aunque estamos intentando descubrir porqué, ya que no tiene sentido lo que ha hecho.
El señor le mira y le dice.
- ¿ Qué es lo que ha hecho?
El hombre responde.
- Ha salido de noche en dirección a la Asociación, pero no sabemos porque, después de comprobar nos retiramos psra no ser descubiertos como nos dijo.

El Secreto de  la maestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora