Capítulo 2
"Glycerine- Bush "
—¿Qué haces aquí?—me preguntó cuándo me senté en el asiento a su lado derecho.
—Sentándome...
—¡Sí, claro! ¿Y desde cuando la realeza se sienta con los plebeyos?
—No sé... Posiblemente desde ahora.
Respiró hondo y me miró a la cara.
—No pretendas arruinar mis días desde ahora... Tampoco deseo estar aquí. Pero no tengo otra alternativa. Cuando cumpla los dieciocho te juro que no volverás a verme la cara.
—Siento lo de tus padres... No sabía que...
—No era necesario que lo supieras...—me interrumpió secamente— Ahora, por lo que más quieras, no me fastidies el poco tiempo que estaré aquí.
—Tranquila, es lo que pienso hacer...—sonreí al saber que hablábamos el mismo idioma. Y ella no significaba otro peligro.
Me levanté y me senté lejos de ella. Junto al grupo que, al igual que yo, pertenecían a una familia rica. Con mi mismo círculo social, dejando claro que pensaba igual que ellos.
Pronto la indiferencia se había convertido en nuestro pan de cada día. Ambos procurábamos estar lo necesario cerca, cuando se encontraba mi abuela cerca. El resto del tiempo, retirados uno del otro. Como si pudiésemos contagiarnos de algo que tenía el otro. Empecé a ignorarla con más frecuencia, dejando claro que le veía como un ser sin importancia, cuando se nos pedía trabajar en grupo y buscar un acompañante o dos. Ella siempre elegía a Ryan y a sus amigas.
Siete meses pasó en medio de nosotros, sorpresivamente para mí, ya que había conseguido adaptarme a Irlanda. Y mis padres se mantenían firmes con que no volvería a Estados Unidos, sino hasta después de mi graduación. Harvard seguía siendo una universidad que ellos querían para mí.
— Finalmente te encuentro...—expresé con picardía chocante al encontrarle en un rincón de la cocina. Sentada en un taburete leyendo un libro de historia.
—Pensaba que habíamos sido claros...—dijo sin inmutarse ni un poco por mi presencia, mirando aún su libro—. ¿Qué quieres? No ves que estoy estudiando.
—¿En la cocina?—me burlé—. Por supuesto, lo había olvidado, es parte de tus raíces...
—Me gusta...—levantó la mirada y me fulminó con ella—. Me recuerda mis días en Caracas cuando era una niña. Y no me avergüenzo de eso.
—Entiendo... Tu madre era la cocinera de mi abuela. Aunque no recuerdo su sazón.—sus ojos se nublaron y entendí que había cometido un error. Me había pasado de la raya al mencionar a su madre y al burlarme de ella—. Lo siento, no quise decir eso...
— Por supuesto...—dijo al no creerme. Se levantó del taburete y salió sin despedirse.
Verla a punto de querer llorar me hizo sentir culpable por primera vez. No había pensado en mis palabras ni en ese dolor que ella llevaba dentro. Aquella mañana le había escuchado a mi primo que sus padres habían cumplido un año de fallecidos y ella posiblemente se sentía sensible. Me había pedido que no le molestara, pero no le preste atención. No escuché su consejo. Ahora me sentía como un verdadero idiota que no se detenía a pensar ni siquiera en sus palabras ni en el efecto de ellas.
Vi entrar a la cocinera que ahora trabajaba para mi abuela. Se extrañó en encontrarme allí y no a Ahinoa.
—¿Joven Gibbon?—Sólo vine por un vaso de agua, señora Gretta.—mentí y me alejé de antes de un interrogatorio.
Subí las escaleras con intenciones de dirigirme a mi habitación, pero el peso de la culpa, por primera vez me golpeaba con fuerza. Haciéndome conocer la palabra "arrepentimiento".
Caminé hacia donde se encontraba su habitación. Respiré profundamente y toqué a su puerta. Me sentía tan extraño en aquel lugar, porque jamás me había imaginado que llegaría el día en que me encontrase en frente de su puerta.
—¿Puedo pasar?—le pregunté al tomarme el atrevimiento de abrir su puerta, sin mirar hacia adentro.
—¿Qué quieres, Nathan?—dijo molesta al haber interrumpido su privacidad. Su tono de voz me había hecho ver que lloraba, por lo que entré sin ser invitado.
—Quería pedirte una disculpa... Realmente no me detuve a pensar en mis palabras. Yo...
—¿Y desde cuándo cuidas de tus palabras?—espetó al levantarse de su cama y mirarme fijamente—. Siento informarte que ya no soy esa pequeña niña que molestabas por ser inferior a ti. No tendré dinero como tú, pero eso no me hace menos persona. Mis padres me enseñaron valores y cómo cuidar de mí. Por lo que te agradezco que me dejes en paz. Ya te dije que pronto desaparece de tu vida. No pretendo quedarme aquí ni en ninguna parte donde tenga que soportar tu presencia. Solo espero cumplir pronto los dieciocho y ser mayor de edad...
—Mi abuela te quiere como una nieta más...—me atreví a decir, sin realmente pensarlo. Era la primera vez que la veía tan desafiante y firme en sus ideales.
—No soy parte de esta familia. Por lo que esa repentina amabilidad se te ve tan falsa. Además, si te preocupa que me marche sin hacérselo saber, no está en mis planes ser una mala agradecida. Estaré en contacto solo con quienes me han hecho sentir en casa. Ahora puedes irte. Quiero estar sola.
—Lamento todo lo...
—¡Ya puedes irte!—se acercó más a mí y me señaló la puerta—. Estoy bien... Gracias.
Entré en mi habitación, sintiendo el pesar por lo sucedido. La sensación de ser un completo idiota me acompañó hasta el instante en que me tiré a la cama, recordando cada maldad y desprecio que le había hecho a Ahinoa desde que la había conocido. Me arrepentí de cada uno de esos momentos.
—¡Bien idiota que has sido!—bufé para luego sacar el Dicsman que guardaba bajo mi almohada. Toqué el botón de Play, encontrándome con "Glycerine" de Bush.
Cerré los ojos. ¿En quién me había convertido? ¿Realmente era tan superficial y un ser tan vacío?
No... No quería seguir siendo ese adolescente en quien me había convertido.
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Iré publicando a medida que la inspiración me ayude. Pero he de admitir que me gusta las ideas que tengo para esta novela. Espero que les guste. Ante manos les doy las gracias por sus votos, comentarios y lectura. Saludos desde Venezuela...
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Momentos (Serie:Hermanos Gibbon-1)
RomanceNathan Gibbon es un chico que ha crecido en un hogar donde predomina la frivolidad y el valor de un estatus social, sin dejar de mencionar el valor de las personas según lo que poseen. Sin embargo, es expulsado de la Trinity School de Manhattan por...