— ¡______!— Cheeto me abrazo con fuerza, embriagándome de su colonia—. Pasa, guapa.
Le sonreí mientras me adentraba en su departamento. Él me paso rápidamente una botella de cerveza.
— Vegetta dijo que no querías venir, ¿ah?—
— Ya, estaba un poco cansada… pero equis. Aquí estoy, ¿o no, barbón? — le respondí cariñosamente—. ¿Y dónde están todos, por cierto?
— Samuel, Willy, Alex y Mangel fueron a por más cerveza. Rubiuh aún no llega— me dio un vuelco el corazón. ¿Y si no llegaba? ¡Que no venga esta noche, por favor! —. Por cierto, ¿te importaría abrir la puerta cuando lleguen? Es que quiero darme una ducha.
— Adelante, yo los atiendo.
— Eres perfecta— beso mi frente y corrió al baño.
Vale. Allí está la Xbox lista con 4 controles y todos los juegos en el suelo. Será una noche genial… a no seeeeeer…
El timbre sonó. Rubén Doblas estaba al otro lado del marco, mirándome con los ojos muy abiertos.
— Eh… hola, _____— saludo notablemente incómodo. Ni siquiera se acerco a besar mi mejilla. ¿Así sería toda la noche?
— Hola, Rubén. Pasa— me hice a un lado, pero él no entro.
— ¿Están los chicos?— ay, no. ¿Piensa que lo voy a violar o algo así?
— No. Entra— esta vez mi voz sonó más autoritaria y el castaño me obedeció. Llego hasta el sofá, se sentó lo más lejos posible de mí y se puso a contemplar sus manos.
Bueno… es hora de tomar al toro por los cuernos. No planeo estar sintiéndome incómoda toda la noche.
— Rubén…
— _____...
Ay, no… ¡qué vergüenza! Hablamos al mismo tiempo.
— Oh, eh, dime— le dije con rapidez, comenzando a ponerme roja. Esto de tomar al toro por los cuernos no me está funcionando.
— No, no. Habla tú— dijo él, igual de incómodo.
— Ay, por favor, habla tú— agache la cabeza y le di un gran sorbo a la cerveza. Necesito valor.
— Yo… quería hablar sobre lo de anoch…
Justo en ese momento la puerta se abrió y MangelRogel, AlexBY11, Vegetta777 y Willyrex entraron riendo. Los cuatro se quedaron en silencio al vernos. Ambos en el sofá, uno al extremo del otro y con las mejillas encendidas de vergüenza.
— ¿Están bien? — preguntó Alexby.
— Sí— respondimos a la vez… quizás demasiado rápido. Una vez más sentí el calor acumularse en mis mejillas.
— ¿Soy el único que siente la tensión en el aire? — preguntó Willy mientras cogía una botella y me besaba en la mejilla—. Estás muy caliente, linda, ¿segura que estás bien?
— Sí, Guillermo, tranquilo. Es sólo que hace un calor infernal— me puse de pie de un salto. ¡Calor! La excusa perfecta para salir un rato a tranquilizarme—. De hecho saldré a tomar un poco de aire.
Bese a Mangel, Alexby y Samuel y me adelante casi corriendo a la puerta.
— ¡_____, espera! Voy contigo—
Oh, gran mierda. Esa es la voz de Rubén.
— No, gracias. Quiero ir sola— respondí sin atreverme a darme la vuelta y encararlo.
— Insisto: quiero ir contigo— sentí su voz en mi nuca lo que hizo que mi piel se enchinara.
— Y yo insisto: quiero ir sola— me di la vuelta lentamente. Él estaba a un par de centímetros de mí, viéndome con interés.
— ¿Pero qué les pasa a ustedes dos? — preguntó Samuel. No me había dado cuenta de que los cuatro estaban muy atentos a nuestra discusión—. _____, linda, es un barrio peligroso. No creo que debas salir sola. Deja que el Rubius te acompañe y déjense de gilipolleces, ¿vale?
Genial. Ahora Vegetta estaba enojado. Bueno, tendré que llevarme al castaño conmigo.