— ¡ERES UN GILIPOLLAS!— le grité enfadada—. Un inmaduro, un cabrón, un hijo de…
— ¿A SÍ? Pues no pensabas eso anoche, cuando me dijiste que me amabas— me interrumpió y se dio la vuelta. Oh, no, no estoy preparada para enfrentar esos ojos.
— La gente se equivoca— murmure un poco más tranquila. Rubén me veía impasible, como si esperará algo.
— ¿Mentiste? ¿No me amas? — se acerco lentamente, sin sonreír. Por cada paso que él daba hacía mí, yo daba dos atrás hasta que choque contra la pared. Me tenía acorralada, a su merced.
— Samuel y Guillermo llegarán en cualquier momento— dije en un hilo de voz. Perfecto, me estaba quedando afónica.
— ¿Te preocupa? — preguntó Rubén, riendo—. No me has respondido: ¿no me amas?
— Yo…
— Tú…
Le agarré de la nuca y lo acerque con fuerza a mí. Necesitaba probar sus labios, necesitaba que me tocará. De pronto de dejo de importarme si llegaba Samuel o Guillermo, dejo de importarme lo que opinaría Mangel al respecto y si Alexby estaría a favor o en contra. Yo quería a este chico a mi lado… o encima, no importa.