3. El chico de la sudadera blanco y rojo.

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Un nuevo cliente llegó.

-Bienvenido a la florería Akatsuka, ¿que flores necesita para su mensaje?

Por un momento se quedó perplejo, ¿era el descanso de Osomatsu?

-Bu-buenas tardes, me gustaría comprar un ramo de rosas rojas por favor.

Se parecía tanto a su amigo vendedor que reaccionó segundos después del pedido del joven. Al cabo de unos minutos el pedido estaba listo para ser entregado.

-Disculpe...

-¿Si?

Su cliente bajo la mirada.

-Usted, ¿cree que este mal que yo me le declare a un hombre?

Observó con sorpresa al joven frente a el sonriendo con ternura.

-Por supuesto que no, es como si nos molestaramos porque los humanos son diferentes, de otro color de piel y ojos. El amor viene en diferentes tipos, eso nos hace humanos, ser capaces de amar de muchas formas.

El joven se sonrojo de nueva cuenta y con las fuerzas renovadas tomó el ramo para ponérselo en el hombro.

-No temas, solo ten miedo si tu enamorado te rechaza.

-¡No puede! Ya tenemos veinte años viviendo juntos y los que nos faltan.

Aquello dejó confundido al florista, ¿veinte años? ¿Que eran? ¿Vecinos? Dejó de darle importancia para después irse a la parte trasera donde descansaban y recibían el sol las pequeñas macetas que albergarían las hermosas flores que serían en el futuro.

-¡KAAAAARAAAAMAAAATSUUUUU!

Alarmado salió del pequeño jardín encontrándose con el vendedor de libros que tenía los anteojos de lado, respiraba agitado.

-Incesto... gemelos... idénticos... ¡beso!

-N-no entiendo, Osomatsu tranquilo, ¿si?

Lo tomó por las mejillas a lo que este se fue calmando lentamente. Se sentaron en una pequeña mesa mientras el de ojos carmín disfrutaba de una pequeña taza de té para relajarse.

-Así que viste a un par de gemelos besándose mientras el de rojo le proponía matrimonio al de azul, ¿y que tiene?

-¡¿Como que tiene?! E-es, ¡anti-natural!

-No seas idiota Osomatsu, nada en el amor es anti, ni la homosexualidad ni ninguna de sus variantes, solo son distintas formas de amar, pasaran por pruebas y cosas difíciles por personas como tú.

-Pero no me regañes~.

Nunca había escuchado al joven vendedor de flores tan enojado.

-Entonces, ¿tu estás a favor de los gays?

-Claro, son solo personas, ahora vete, tengo que limpiar antes de cerrar.

Literalmente lo sacó a patadas del local a lo que el de ojos carmín se quedo parado en la puerta con una sonrisa y segundos después estornudo.

-Agh, carajo hace frío.

Mañana iniciaría con su plan, solo debía mantener al florista ocupado, quizás en un arreglo floral para los nuevos mangas de romance que le habían llegado días atrás, nadie ni nada impedirá que por fin pueda declararse al lindo chico de ojos azules.

-¡Jefe!

-¿Mmm? Me has interrumpido en mi momento inspirador.

-Lo siento Sakurai-san, pero necesito que firme este recibo de entrega, el nuevo local ha solicitado más mercancía.

-Bueno, bueno, en mi oficina revisaré el correo, ¿bien? Empiecen a arreglar esto porque ya casi es hora de cerrar.

Su empleado asintió para ir dentro de la librería dejando a su jefe en la puerta suspirando enamorado.

Flores Y AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora