-Se ve muy guapo Sakurai-san.
Un nuevo halago.
-¡Vaya por el jefe!
El aliento de su segundo al mando.
-¡Regresaré con una esposa, chicos!
Salió de la librería con una sonrisa galante, la seguridad de todo el mundo en su cuerpo pero... al llegar a esa puerta con campana, bellamente adornada con macetas donde coloridas flores se dejaban ver lo intimidaron.
-¿Esta bien esto? Por supuesto que lo está.
Decidido entró mientras el agudo sonido anunciaba su llegada a la tienda y escondió el ramo tras su cuerpo.
-Ah, Osomatsu, buenos días, ¿que puedo hacer por ti?
-Casarte conmigo y tener muchos bebés que cultiven flores, que cuando crezcan me lean mis historias favoritas, eso quiero que hagas por mi.
Negó con la cabeza ante su imaginación.
-Karamachu, he pensado mucho esto y...
El sonido de algo crujiente ser triturado lo hizo detenerse.
-¿Osomatsu?
-¿Quien es ese enano?
Volteó observando al joven con boina en la cabeza, libreta y lápiz en mano.
-Oh, su nombre es Ichimatsu, está estudiando dibujo por lo que cada martes viene a practicar aquí.
El carmesí y el amatista chocaron, ese enano no dejaba de verle el trasero a Karamatsu, ¡SU futura esposa! Carraspeo y se tranquilizo.
-Me alegra que haya más testigos, Karamatsu Nakamura, me gustas, me gustas desde que llegaste aquí con aquel entusiasmo, me costó mucho reconocer de que esto no solo era amistad; tus detalles para conmigo y mi tienda, tu apoyo incondicional para con mi tienda, todo eso motivo a mi corazón para enredarse en tu persona, tal y como una enredadera que florece sobre un muro así se encuentran mis sentimientos y, bueno, ahora tienen raíces muy fuertes en el interior.
El joven de ojos azules estaba sonrojado, con los ojos llorosos y su labio inferior temblando de la emoción.
-Así que, ¿te gustaría regar nuestro amor juntos Karamachu?
Asintió repetidamente a aquellas palabras y se dio la vuelta para abrazar al ojicarmesí mientras este le devolvía el abrazo al ojiazul cuando miro al joven dibujante le enseño el dedo medio con una sonrisa triunfante, burlándose de este.
-Ya me tengo que ir Nakamura-san.
-A-ah, ¡si! No-nos vemos la otra semana Ichi.
El joven solo asintió dejando a solas a pareja por lo que el de ojos carmesí le entregó un ramo de rosas rojas que solo fueron usadas para dar el paso necesario para su primer beso como novios oficiales.
Siete años más tarde.
-¡Bienvenido a la tienda de flores y libros de la familia Sakurai Nakamura! Soy Osori, ¿como le puedo ayudar?
Observó mejor al cliente y salto el escritorio con una sonrisa.
-¡Tío Oso, tío Hira!
-¡Hola preciosa! ¿Quieres conocer a Hanami?
Alzó a la menor a lo que su ya esposo dejaba a la vista a la recién nacida mientras esta se removía chupando su pulgar.
-¿Hanami?
-La nombramos así en honor a tu madre.
El de ojos azules sonrió ante la enorme sonrisa de la pequeña de ojos carmín.
-Me gusta, Okasan se pondrá muy contento.
No pudieron tardar demasiado por lo que dejaron una invitación a la menor.
La campana sonó poco después.
-¡Bienvenidos a la tienda de flores y libros Sakurai Nakamura! Soy Osori, ¿como le puedo ayudar?
-¿Vendes cerveza?
-¡Osomatsu!
-Hola tío Kara, tío Oso, ¡woaaaa!
Observó el vientre gestante del menor de los hermanos.
-¡¿Es enorme cierto?! Son dos hermosos bebés, si que soy rápido.
-¡Osomatsu mide tus palabras!
La pequeña los miro confundida y sonrió inocentemente.
-Si como no, pero mira enana, pronto nacerán nuestros bebés así que dales esto a tus padres, ¡los esperamos~! ¡Lleven muchos regalos!
Y así como llegaron se fueron. La campana sonó de nuevo.
-¡Otra vez esas bolas de pelos me quitaron la billetera!
-Las dejaste a su alcance, son tan lindos esos pandas y la tigresa es preciosa.
-Ah, la tienda no se quemó, Osori, Otochan y Okachan ya volvieron~.
La menor sonrió complacida.
-¡Quiero un hermano!