El despertar...

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El doctor Harris senior, había visto muchas crueldades en su carrera y en su vida. Había visto pacientes morir tan solo por el gusto ajeno y otros que simplemente se rendían antes de intentar salvarlos; había sufrido por cada uno de ellos.

El anciano tomo sus lentes entre las manos y frotó sus ojos tratando de apaciguar el cansancio y la frustración. Eran las una de la mañana, en su despacho, a esas horas, el ruido cotidiano en los pasillos del centro medico era inexistentes. Estaba cansado. Ya estoy viejo, se dijo a si mismo. El ruido de la puerta al abrirse le distrajo por un instante. Ante él, la imagen de su hijo le recordaba aquellos días en que el ímpetu y la juventud le permitían una rutina de treinta y seis horas sin mayores consecuencias que unas horas de descanso y una comida para llevar. Ya no era así, pero no lo lamentaba del todo. En aquel muchacho tan parecido a su madre en el interior, quedaba mucho de lo que el fue y eso, le consolaba.

-Ya es hora de ir a casa, papá...-, le advirtió su vástago y colega con un deje reprobatoria en su voz y su postura. -no debes abusar-. Le advirtió. Harris hijo, amaba a su padre, pero tenia que advertir que el hombre era mas terco que una maldita mula. El anciano le vio con aquellos ojos sabios y fuertes; aun le causaban escalofríos y ganas de agachar la cabeza, como cuando era niño y se escapaba entre los pasillos del hospital.

-No me digas que hacer, muchacho. Mis sentidos aun funcionan a la perfección. Tendrás que esperar una larga temporada antes de poder enviarme a la cama sin que tenga algo que decir al respecto-. Advirtió el anciano. Su hijo resopló con fastidio mientras caía de forma pesada ante el asiento frente a su padre. No sacaría nada con llevarle la contraria al viejo, tampoco es que sea tan tonto como para enfrentarme a él, pensó con algo parecido a la cobardía, o quizás respeto aflorar por la imagen del hombre ante él.

-¿Que es lo que te tiene tan nervioso últimamente? no has dormido bien en los últimos diez días-. Afirmó el muchacho.

El hombre suspiro y tomo la carpeta y se la alcanzo a su visitante. -Es el macho desconocido...-, negó de forma incrédula. -no se encontró registros de él, nada, no hay números o razón por la cual tenga la maldita garganta cercenada...-, recalcó, su hijo frunció el ceño y examino el expediente con algo parecido a la frustración. -es el peor caso que hemos tenido hasta ahora. Alguien se tomaba el tiempo para hacerle daño de forma grave y luego arreglaban lo que habían hecho. Parece mas un maldito cadáver de pruebas que un ser viviente...-. Afirmo con rabia. -hemos contados una cinco cirugías mayores en su cuerpo y unas quince menores-. El joven asintió con pesar. Aquel macho era un completo desastre. Aun con su avanzada cicatrización, su cuerpo estaba lleno de lineas y cicatrices...-, El viejo doctor volvió a suspirar. -No se que hubiese hecho para que esos hijos de puta se encabronaran tanto con él; este caso esta jodido. Justice no ha podido sacar nada de los interrogatorios mas que el hecho de que el macho era un proyecto 'especial' del maldito médico loco a cargo. Sus muñecas parecían estar en carne viva cuando llego aquí, este macho nunca ha sido liberado de esos malditos grilletes aun inconsciente, ellos lo mantenían atado-. Afirmo.

El joven doctor suspiro. -Ellos no necesitan una razón, papá, eso ya lo sabes-. Afirmo. El anciano asintió.

El macho primate se aferraba a la vida como un naufrago a una balsa, mas, el viejo doctor no estaba seguro de como estaría su mente al despertar. Las cicatrices en sus muñecas y tobillos afirmaron a todos que nunca había estado sin ataduras. Mas las cicatrices en sus manos afirmaban que mas de una ocasión había tenido que defenderse de ataques, sin mucho éxito.

El viejo doctor se levanto con lentitud sintiendo sus lumbares tronar en desacuerdo y sus rodillas protestar ante su peso. Ignoro su pesar y avanzó hasta la salida del despacho. Su hijo siguió sus pasos sin hacer pregunta alguna. Momentos después, ambos contemplaban el cuerpo inmóvil del primate de pelo castaño de forma profesional.

Ghost. Nuevas Especies. Libro 6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora