Una razón por la cual luchar.

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No hay peor paz que aquella que se obtiene tras una batalla; a menos para los humanos. Aquella paz es vacía, sucia y llena de fantasmas dedicados a perseguir tus días y tus noches.

Para los humanos. La paz después de la guerra era un nuevo inicio. Solo entierran a sus muertos y borran las atrocidades que causaron la desdicha de otros.

Pero ellos, no eran humanos. Eran especies: fuertes, dedicados, leales y de memoria extensa y perdurable. Es por todo esto, que los felinos de lealtad inquebrantable y voluntad indomable, sabían que pronto volverían a luchar, y agregarían otro capítulo a su memoria.

Cedar contemplaba el temple sereno de Justice con la cercanía de los compañeros de batalla. Se conocían. Habían vivido tanto el infierno como la gloria y aquella gloria, era la que vamos la pena proteger.

-Hable con el sheriff hace unas horas-, dijo Cedar en voz calmada. Ha solicitado que uno de los nuestro viaje hasta la comisaría para que le asista-, Informó el felino mientras veía el rostro ahora contraído por la ira de Justice. A ninguno les gustaba poner las sedes en alerta, pero ya habían aprendió que era mejor prevenir que curar. Pero el miedo en el rostro de su gente era algo que a ningún macho estaba dispuesto a ver. El felino continuó. -Las matrículas del auto pertenecían a Jonathan Tanner. Era el abogado de Lesther Archer. Al parecer, el señor Archer murió de un infarto solo unos minutos antes que su abogado fuese acribillado frente a nuestras puertas-, Cedar apretó los puños sobre la mesa y gruñó. No le gustaba la siguiente parte, a el líder especie tampoco le agradaría. Aquello despertaba recuerdos que todos ellos deseaban que nunca hubiesen existido. Continuó. -Tim insistió de que varios del equipo humano acompañarán a Harley ya que se ofreció de voluntario. Había rastros del fármaco de reproducción en el hombre y el vaso en la sala donde recibían visitas. El olor era tan fuerte que Harley pudo olerlo apenas entro en la comisaría. El cuerpo apestaba a la droga. Ted está en camino desde Homeland para analizar la sangre y los restos del vaso-. Informó.

Las pupilas del felino líder especie se contralleron. Mercile pensó. Aquel nombre les perseguía como una maldición. -Dile a Tim que se ponga a trabajar. Oficialmente el caso pertenece a la ONE-. Gruñó. -Dumin, Book y Darkness se ocupen de interrar a cada miembro de la iglesia de Archer-. Lo siguiente parte no le gustaba, pero había que hacerlo. -La compañera de Ghost tendrá que ser interrogada nuevamente-. Ordenó.

Cedar torció el gesto. Ghost era un recién liberado (por decirlo de un modo), aún estaban formando la confianza con él. El primate había avanzado pasos gigantescos, pero todos sabían, desde el primer momento en que los vieron, que Eider Russo era lo que le mantenía estable y sentado. Esto rompería parte de los lazos que habían forjado ya.

No, no le gustaba.

-Explicales la situación. No creo que Eider este en conocimiento de nada, pero creo que podría ayudar a descubrir el círculo cercano de Archer-. Sedar asintió y cortó la llamada.

-Espero que tengas razón. El sheriff nos informo que el último en visitar a Archer fue un hombre que dijo ser su hermano-. El felino se detuvo, dudó por un momento. Los ojos de los especies se cruzaron en la distancia, ambos con el mismo pensamiento. -¿Cuanto de los nuestros crees que haya está vez?-. Preguntó. No era una apuesta, ni morbo o clarividencia. Era la esperanza de que pronto, otros como ellos conocieran la gloria por la que valía la batalla. Porque ¿Cual otra maldita razón habría para que un hombre común y corriente se ajecutado usando las drogas que Mercile creo a su costa? Penso el consejal.

-No lo sé, cedar. Esto es solo un indicio, pero si están allí, los traeremos acasa-. Aseveró el líder. El consejal lo segundo con un asentimiento y cerró la llamada.

Ghost. Nuevas Especies. Libro 6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora