Frustración

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La relación de Jack y Elsa era algo incomprensible para la mayoría de chismosos que gozaban de seguirles la pista. La pareja era escurridiza, silenciosa y atenta a cualquiera que quisiera seguirlos o hasta fotografiarlos. Los rumores de que eran amantes secretos eran fuertes en los pasillos de la preparatoria, pero a ninguno de los dos involucrados le importaba lo que dijeran o dejasen de decir aquellos que no tenían vida y los perseguían como si las suyas fueran lo más interesante del mundo. Hace años Jack se había mostrado muy interesado en la mayor de las Arendelle, dando inicio a conjeturas y suposiciones alocadas: algunos decían que ambos eran familia, y que tanto Jack como Elsa lo sabían, por eso mantenían su supuesta relación en secreto; otros decían que ambos eran personas insaciables en la cama, y que por eso mantenían una relación abierta con el fin de saciarse en otros cuerpos, pero que finalmente siempre volvían a los brazos del otro porque se amaban, y finalmente estaban aquellos que apostaban su vida a la idea de que tanto Frost como Arendelle tenían un compromiso arreglado por sus padres, pero que ninguno aceptaba tal acuerdo matrimonial, uniéndolos por la causa de boicotear los planes de los actuales dueños de Overland industries y la aclamada y prestigiosa familia Arendelle.

Jack siempre tenía ganas de echarse a reír como idiota cada vez que se enteraba de un nuevo rumor. Y es que la gente tenía muchísima imaginación. Si bien era el hijo y heredero de una famosa compañía de juguetes, su padre, Norte, jamás le obligaría a casarse con alguien. ¿Hola? ¿Siglo veintiuno? Como fuera, era mejor dejar que los bocones hablaran y los tontos siguieran con sus tonterías. Él tenía cosas más importantes que hacer.

—¡Y se arruinó!—repitió como por quinta vez. Ambos jóvenes, allí detrás de las gradas del campus se encontraban charlando. O más bien, Elsa soportaba el monólogo de lamento que Jack le soltaba sin piedad.—Lo había planeado todo. Esta vez sí lo haría, lo juro. Compré muchas películas y videojuegos, e iba a cocinar la comida favorita de Hiccup y...— Elsa enarcó una ceja, divertida por aquello último que el albino había soltado. Jack paró en seco sus palabras, para gruñir y corregirse.—Bien, soy terrible cocinando. Pero de todas maneras iba a intentarlo. Y si salía mal, pediría una pizza. – sin más, se llevó ambas manos al cabello, repasándolo con exasperación. Elsa esperó con calma a que Jack dejara sus lamentos internos para comenzar a hablar.

—Vaya, sí que te esforzaste.—soltó como prueba, atenta a la reacción de Jack.

—¡Lo sé! – gritó el joven. Se le veía frustrado y contrariado, quizás tratando de convencerse a sí mismo de qué esta vez sí que invitaría a su enamorado, y se declararía luego de tanto tiempo guardando sus sentimientos. Aunque Elsa sabía que solo era una mentira. Jack siempre hacía lo mismo: pasaba semanas enteras planificando la cita perfecta en la cual se declararía finalmente a su amigo, compraba todo lo necesario, ensayaba lo que diría, y finalmente en el momento en el que debía invitarlo, se acobardaba y desechaba todos sus planes a la basura. La rubia chica sabía que aunque hubiese o no habido una fiesta de Hallowen, Jack se habría echado atrás con el plan. — En serio quería pasar esa noche con él. — se lamentó.—Quizás podría haberme...

—¿"Declarado"?—Jack se estremeció ante la mención de aquella palabra, en una extraña mezcla de bochorno y miedo. Elsa viró los ojos al notar el ligero temblor en el chico. —Pensé que ya habíamos hablado de esto.—Siguió la rubia, sonriendo como una madre ante el desastre de su hijo. Jack suspiró, llevando por instinto la mano al pecho. Debajo de su ropa y contra su blanca piel, un collar en forma de copo de nieve descansaba brillante y hermoso. El albino siempre buscaba aferrarse a tal joya cuando necesitaba pensar, calmarse o simplemente recordar el vínculo que guardaba con Hiccup.

—E-es que no quisiera perderlo.—admitió con vergüenza en la voz, bajando el rostro como si hubiera admitido algún crimen. Elsa lo miró con ternura, acercándose a él y estrechándolo entre sus brazos. Ella bien sabía cómo se sentía Jack respecto a sus sentimientos hacia Hiccup. Había presenciado todo el proceso de él al aceptar su enamoramiento. Y no, no había sido un lindo cuento de hadas y colores pasteles. Jack temía con horror la idea de perder a Hiccup, incluso cambiar algo en su amistad o estropear la relación volviéndola incómoda. Quería tanto al castaño que había estado guardando sus sentimientos por años, sintiéndose lo más bajo del mundo por "traicionar" así la confianza de su amigo.

Trick or Kiss?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora