Nunca creí que podría existir alguien perfecto, siempre consideré que la belleza era abstracta.
No a todos nos parece llamativo las mismas cosas, pero cuando te vi supe que iba a cambiar esa opinión.
Tú eras perfecto.
No eras el chico malo, pero tampoco el niño bueno.
Simplemente eras tú, y eso te hacía especial.
Pero ya tú corazón tenía dueña, y definitivamente no era yo.