«Daddy» ➳ Justin Bieber

21

Eres la mejor chica que he tenido, nunca lo olvides.

Estuve soñando con esas palabras toda la noche. Luego de que Justin y yo estuviéramos juntos, fuimos hasta mi habitación y no nos llevó mucho tiempo quedarnos dormidos. Más sin embargo, esta mañana el sol se ha asomado por mi ventana y no me ha permitido dormir más desde que amaneció. Me acoplo perfectamente al gran cuerpo que tengo al lado y sonrío, feliz.

Apoyo mi cabeza en su pecho y me permito recorrer con mis curiosas manos todo su torso desnudo. Con delicadeza hago trazos por todo su fuerte abdomen y me tomo mi tiempo para apreciar con mis manos cómo se siente recorrer cada uno de sus marcados abdominales. Engancho mis dientes en mi labio inferior y cierro los ojos al tocar otra vez su caliente piel. Navego un poco más abajo y me permito desplazarme por la V que se forma al final de su abdomen.

¡Jesucristo! Este hombre es todo un dios griego del sexo.

Con una idea en mente, salgo de las sabanas y me pongo a ahorcadas encima de él. Aprecio por un momento verle dormido plácidamente, con sus carnosos y perfectos labios entre abiertos, su cabello rubio cenizo enmarañado. Su pecho sube y baja de una manera tan tranquila que temo despertarlo con lo que haré a continuación.

Me apoyo con mis palmas en su abdomen, sin ejercer mucha presión en esa zona para no despertarlo y me inclino para dejar una hilera de suaves besos húmedos por todo su pecho desnudo. Observo detalladamente la tinta que pinta su piel en incontables figuras, rostros y letras y muerdo mi labio. Cómo me encantan sus tatuajes, son tan bonitos y lo hacen lucir tan sexy. Sigo mi recorrido y aparto mi cabello hacia un lado para que no me estorbe en el proceso. Reparto muchos besos por su abdomen.

Llegando a su cuello, le ruedo un poco su cabeza para tener más fácil acceso a él y tiro de mis labios en dirección a mi próximo objetivo, desplazo mis labios entreabiertos por su nuca, la parte trasera de su oreja y su cuello. Su piel aún desprende ese olor a alcohol pero no me resulta desagradable, porque al final huele a su loción característica, lo que me resulta bastante atractivo a decir verdad.

Brevemente, abro un poco más mis labios y engancho mis diente en un punto en especifico de su cuello, succiono, muerdo y lamo por un rato esa área, me aparto un poco y sonrío triunfante al ver que al instante se torna de un color rojo carmesí. Guío mis labios hacia el siguiente punto, entre la curva de su cuello y clavícula, mi lengua juega a hacer círculos en su piel mientras mis dientes halan de esta y succiono de vez en cuando durante el proceso.

—¿Qué haces?

Me asusto y me bajo de su torso, tan rápido como mi cuerpo me lo permite.

—¡Maldición, Justin! —llevo una mano a mi pecho—Me has asustado—me obligo a calmarme. Cierro los ojos un segundo y cuándo los abro veo a Justin apoyado en sus codos y mirándome cómo si tuviera dos cabeza.

—No maldigas, sabes cuánto odio que lo hagas. —me reprende y lleva sus labios dentro de su boca, formando una fina línea. Viro mis ojos en su dirección. —Tampoco hagas eso. —vuelve a reprenderme.

—¿Hacer qué?

—Virar tus ojos. —me señala—Debería castigarte.

—Lo siento, Jus... papi—murmuro y tiro de mis labios en un mohín.