Ya has corrido varios kilómetros alejándote de ese oscuro lugar, aunque no tienes idea de donde te encuentras. Estas mareada y vas caminando sola por una calle en la cual no hay nada, ninguna persona, ningún auto, ningún animal, sólo silencio y oscuridad. Con suerte puedes sentir un poco de viento que sopla suavemente en sentido contrario a la forma en la que avanzas. Observas el paisaje, continúas caminando, a un lugar que parece estar al otro lado del mundo, pero tienes que llegar. De alguna manera, a pesar de no saber en qué avenida transitas, a pesar que sientas que tus pies arden, a pesar de todo, vas a llegar.
Alzas la vista para poder observar nuevamente... Está desierto, desolado, te apenas pero sigues caminando. Tu mirada se pierde entre las piedras y hierva del camino, Está con un toque de nostalgía y tristeza, mucha tristeza. Pero sigues caminando.
El viento sopla tu cara y te das cuenta que no la sientes, no sientes los brazos y no sientes tu boca, no sientes las manos y tampoco tus pasos, no sientes, no sientes el sabor a amargura y aun así sigues caminando como si ello fuera a calmar tu dolor. Empiezas a gritar: ¡Ayuda! ¡Necesito agua! caes al piso, sientes que todo da vuelta. ¡Ayúdenme! vuelves a gritar, te estas desesperando. Alzas tu mano y te rasguñas la cara, empiezas a balbucear y te sale un poco de sangre de la boca, te comes las uñas para así no hacerte daño, vuelves a gritar algo que ni tu entiendes... Te paras y te das cuenta que hay unas casas cerca de ti e intentas caminar hacia allá. Pero no puedes y te caes.
Estas en el piso y te puedes percatar de algo... Es una flor. Una flor en medio de esta soledad, de este sentimiento horripilante que te hace ser lo que eres, de este frío lugar que no sabes ni cómo fue que llegaste, de ese abandono en aquel hospital, de tu vida pero por sobre todo de ti misma. Esa flor trae consigo algo y ¿Qué es ese algo? Esperanzas y te agrada. Te agrada mucho por lo que tu semblante cambia considerablemente, esbozas una amplia sonrisa y te le acercas para admirarla. Sólo para admirarla porque sabes bien que ''El amor no se trata de posesión, el amor trata de apreciación''
Pero, de repente, la flor desaparece. La neblina se hace presente. el frío aumenta, empiezas a tiritar y a sentir que te rompes por dentro. Alzas la vista y te das cuenta de algo... Es una silueta, está lejos pero se acerca. Te espantas e intentas huir, comienzas a correr en dirección contraria pero tropiezas y te caes. Te empiezas a poner a llorar y sigues tiritando cada vez con más fuerzas, recuerdos... Vienen los recuerdos, te empiezan a hablar, te dicen que no eres lo suficiente, nunca lo has sido. Te dicen que no lo vales. "¡Matate! acaba con esto" Escuchas desde tu interior. "No, no me ganarán" susurras y te intentas levantar pero no puedes. Lo vuelves a intentar y ¡Bien! Lo lograste. Alzas la vista... Cada vez esta más cerca.