II

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"Pero el tiempo se para y te acercas diciendo yo no te conozco y ya te echaba de menos, cada mañana, rechazo el directo, y elijo este tren. —Min YoonGi.”

Al final de aquel vagón de tren, resonaba el rapear de un chico pelinegro quien tenia fascinado a cierto castaño, quien simulaba estar concentrado en la ventana cuando en realidad observaba al mayor de reojo cada que podía. El pálido tarareaba inspirado su canción favorita que sonaba a todo volumen en sus audífonos, con sus felinos ojos cerrados y moviendo sus dedos al ritmo de la música. Mucha gente se le quedaba viendo, pero eso no le importaba en lo absoluto ya que no se daba cuenta.

YoonGi abrió los ojos cuando la canción terminó, y el castaño apartó su mirada rápidamente hacia la ventana para que el mayor no notase que lo estaba observando, tarde, pues YoonGi lo había pillado y le sonrió. JungKook sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal, haciendo que su piel quedará erizada. El pelinegro, ajeno a todas las sensaciones que causaba en el menor, se levantó de su asiento y caminó hacia él, logrando que JungKook se pusiera más nervioso de lo que ya estaba, parecía una colegiala enamorada, pero es que no lo podía evitar.

— Hola — dijo YoonGi, y tomó asiento en el lugar vacío junto al menor. — ¿Cual es tu nombre?

— Jeon JungKook — respondió con aparente seguridad, todo lo contrario a lo que realmente sentía. — ¿Y usted?

— YoonGi... Min YoonGi — respondió — Los últimos días he notado como me miras.

— ¿Le molesta? — preguntó el menor.

— No, claro que no — dijo rápidamente — Más bien... Me gus-gusta que lo hagas.

El sonrojo en sus mejillas se hizo presente, y se maldijo mentalmente por tartamudear. YoonGi no sabía porque se sentía un tanto nervioso y feliz cuando se daba cuenta que el castaño lo miraba. Habían días en los que él se quedaba pensando en la profundidad de los ojos del menor.

— A mí me gusta verte — confesó el castaño a un poco más seguro.

— ¿Por qué? — preguntó con curiosidad, mientras lo observaba con atención.

— Me gusta ver cosas lindas — sonrió el menor y YoonGi escondió su rostro rojo entre sus pálidas manos.

JungKook rió enternecido por las acciones del mayor, él destapó el rostro del pálido y sus miradas se conectaron, liberando un mundo de bonitas sensaciones y las famosas mariposas en el estómago emprendieron vuelo en ambos. Ninguno de los dos quería despegar la vista del otro, ya que sus ojos eran atrayentes.

Las puertas del vagón se abrieron, parando en la estación donde YoonGi bajaba. JungKook maldijo el tren en su mente, y el mayor jamás se había sentido tan triste al ver su destino detrás de las puertas.

— Me tengo que ir — dijo en un susurro decepcionado que sólo JungKook logró escuchar.

— Nos vemos mañana — se despidió de igual manera.

— Supongo que sí — se levantó del asiento y caminó hacia la puerta.

Al salir, se giró y se despidió de JungKook con la mano y una sonrisa en el rostro, el menor le sonrió devuelta y el tren arrancó.

jueves ; kookgi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora