Capítulo 1

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La pacífica noche de una ciudad se vio interrumpida por el estruendoso sonar de armas de fuego, aun si se llamaba a la policía esta no acudiría, no arriesgarían sus vidas en una contienda donde inevitablemente encontraría la muerte, preferible era dejar los alborotadores matarse entre ellos. Aquella ciudad de una noche a otra se vio consumida por la corrupción, la justicia recayó sobre las mafias que se instalaron, lejos de ser un problema, dichos grupos lograron equilibrar el caos y brindar cierta seguridad, sin embargo, cuando el velo nocturno cubría la ciudad se revelaba la realidad, todos los negocios ilegales emergían moviendo las finanzas que sostenían dicho lugar.

En el instante en el que el reloj fue marcada la medianoche una disputa tuvo lugar nuevamente, más existía algo diferente, esta vez quienes habían iniciado la disputa era el grupo más peligro, el grupo mafioso más dominante, Zelktrax, quienes actuaban bajo las órdenes de Lykaios, quien poseía la mirada de un asesino, más aquella expresión no era propia de él, en ese momento su juicio no era el acostumbrado, por primera vez en mucho tiempo se estaba dejando llevar por la ira y los causantes de su estado pagarían alto haberlo provocado. Cuando pareció enojarse por no poder avanzar cerró un momento sus ojos topacio para al abrirlos todos sus contendientes llevaron sus armas a sus cabezas accionándolas provocándoles la muerte. Con la vía libre él y su grupo irrumpieron en el edificio recorriéndolo de arriba abajo, cada habitación, cada closet, cada rincón fue revisado sin excepción, al llegar al último piso una escena consigo cambiar la expresión de su rostro.

 Con la vía libre él y su grupo irrumpieron en el edificio recorriéndolo de arriba abajo, cada habitación, cada closet, cada rincón fue revisado sin excepción, al llegar al último piso una escena consigo cambiar la expresión de su rostro

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—Axya... —frente a él, sentando en una silla se hallaba un pequeño atado a la pared por cadenas, sus ojos carecían de todo brillo, era como si no estuviera despierto, cuidadosamente retiraron las cadenas para permitirle cargar el pequeño cuerpo del menor—. Pa... pá... —pronunció el menor con gran debilidad, para Lykaios contemplar el estado de su más preciado tesoro lo hacían sentir como si hubiera fallado como padre, fue un completo incompetente al haber permitido que secuestraran a su hijo tan fácilmente, dicho suceso jamás podría perdonárselo—. Papá... papá... —manteniendo la compostura tomó cuidadosamente a su pequeño entre sus brazos, al instante Axya pareció reconocerlo quedándose poco a poco dormido.

Lykaios junto a su grupo volvieron al edificio que fungía como su cuartel donde sin siquiera dar la orden fue recibido por un equipo médico que atendió al pequeño quien milagrosamente aún podía respirar por cuenta propia. Pasaron algunas horas cuando se le permitió ver a su hijo quien ya se hallaba fuera de peligro.

—Ares —llamo Lykaios a su hombre de más confianza y que en ocasiones actuaba como su ejecutor—. Encárgate de recoger el desorden que quedó.

—Si, señor.

Era difícil creer, Lykaios aún no podría creerse que hubieran transcurrido 3 años desde aquel fatídico día en el cual todo cuanto amo, cuanto poseyó le fue cruelmente arrebatado, perdió a quien más amó y se aferró a poder recuperar al único tesoro en su vida, su pequeño Axya desde su nacimiento fue quien le dio un sentido a su existencia, antes de él únicamente vivía para ser una máquina de matar, más con su llegada aquello encontró fin. Haber sido incapaz de proteger a su familia ha sido algo que a diario se culpó, nunca pasó un día sin pensar en ellos, y su cólera estalló al enterarse sobre los actos inhumanos que cometieron sus enemigos contra su hijo quien apenas tenía 8 años.

El cordero del demonio (YAOI-R18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora