Prólogo

200 25 6
                                    

Su sitio no era ese, de haberlo perdido todo encontró lo único valioso que le quedaba, aquello tiempo atrás se le fue arrebatado por personas quienes deseaban verlo destrozado y tirando su orgullo, creían lograr domarlo golpeando bajo, usando las jugarretas más crueles jamás imaginadas, más aquello fue su gran error, jugaron con fuego, osaron entrar al territorio del demonio, sitio donde ni sus almas encontrarían escapatoria.

—¿Lo han encontrado?

Si aún animal deseas hacerlo enojar róbale su comida, si a una madre enojar hacer deseas mete con su cría, más si con un demonio tu suerte intentas tentar desafortunado te volverás, el demonio cela todo cuanto posee y detesta que se le arrebate lo que le pertenece.

—¡Quiero que lo encuentren!

Al demonio jamás enojar debes hacer, su cólera imposible de aplacar es, si calmado deseas verlo no le arrebates su más preciada posesión, jamás alejes de su lado aquello que tenga más valor para él, así como los fuegos del infierno su ira infinita puede llegar a ser, con un chasquido tu vida arruinara, a tus seres queridos dolorosa muerte dará, gran sufrimiento te traerá, como un insecto te aplastará.

—¡Lo hemos encontrado!

El demonio aprecia a su corderito, bajo el terror y la intimidación que causa se encuentra un corazón gentil, cálido, cuyo único anhelo es proteger su posesión más valiosa, cuidar la pequeña vida que se le fue confiada, la pequeña existencia capaz de calmarlo y recordarle su lado humano.

—Aquí estás, aquí estás.

"Recuerda, el demonio agresivo es, peligroso puede ser y destructivo será si es que le arrebatas a su pequeño y delicado corderito"

El cordero del demonio (YAOI-R18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora