Capitulo 1: Un Comienzo Con El Pie Izquierdo

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*Echo: en realidad se pronuncia Eco xD

PD: la cancion de al lado es la que escucha Echo cuando se encuntra con matt 

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   La mañana era fría, el invierno había llegado antes de lo que Echo* pensara, lo que era la cálida brisa que siempre hacia todos los días se había esfumado, ahora ella solo pensaba en una palabra “frio”, era lo único que llenaba su cuerpo, su estación favorita, la única parte del año que, por alguna razón, le hacía ver con más claridad. Cuando era pequeña se pasaba encerrada en su habitación viendo por la única ventana que su habitación poseía, veía anhelado el invierno, a veces, cerraba los ojos imaginando la dulce sensación de pasar sus dedos por la fina capa de nieve que cubría su jardín, pero luego se daba cuenta de la realidad que, siempre que estaban en invierno, le prohibían a Echo salir de su habitación, nunca la dejaron tener contacto con la nieve o con lo que se refería a invierno, nunca había tenido una navidad en familia, siempre la hacia ella sola en su habitación, se regalaba a ella misma el mismo regalo de todos los años, un regalo que todavía conservaba de su única navidad en la vida, el collar de su tátara abuela, que su bis abuela le regalo a su abuela, y que su abuela le había regalado a ella antes de morir, la abuela de Echo era su plan a seguir, le contaba historias por las noches y le llenaba la cabeza con fantasía, y hasta le hizo creer en la más pura magia, le hablaba de hadas, reinos encantados, príncipes azules y sapos que, si los besabas, se convertían en apuestos príncipes que siempre terminaban con la princesa, todos y cada uno de los cuentos tenían final feliz, incluso se imaginaba que algún día llegaría a ser princesa y derrotaría a la bruja malvada que mantenía encerrado al príncipe azul, pero cuando su abuela murió, todas las fantasías se le quitaron casi inmediatamente, sus padres le exigían y no aceptaban ni una pizca de amor, Echo vivió la infancia más triste, siempre encerrada en su habitación, solo salía a comer e ir a la escuela, cuando sus padres murieron se le salieron una cuantas lagrimas pero no más, era caprichosa, colérica, impaciente, imaginativa y apresurada, y a este tiempo lo sigue siendo, no se denominaba una mala persona, simplemente era muy inquieta por hacer las cosas, todos y cada uno de sus recuerdos mas felices se basaban en su abuela y el invierno, muchos años pasaron y era libre de hacer lo que quería.

    Echo abrió la puerta del pequeño local que se extendía frente a ella, sonó la pequeña campana diciendo que había llegado un cliente, se encamino hacia la mesa que siempre usaba, junto a la ventana, se sentó y miro hacia las calles de su pequeña ciudad. Donde Echo vivía no era un lugar muy visitado, era una pequeña ciudad al norte de Brooklyn, la gente pasaba al lado de la ventana, todos pendientes de sus cosas, una suave voz hiso que saliera a la realidad por segunda vez en el día.

  – Hola Echo, lo de siempre, ¿no?- pregunto Clare, siempre la atendía, a pesar de ser su amiga.

  – No, solo quiero un chocolate caliente y un desayuno normal, además que tengo que hablar contigo.

  – Ok, ya te traigo todo, no seas impaciente. – le respondió su amiga después de desaparecerse por la puerta de la cocina.

Clare siempre había sido amiga de Echo desde que había llegado a la cuidad, además de ser su compañera de universidad, ella y otras personas que le ayudaron con su estadía, minutos después Clare llego con una bandeja y se sentó frente a Echo.

  – Vale, escúpelo – pregunto mientras tomaba un sorbo de café que se había traído.

  – Tenemos que hablar sobre eso.

  – No Echo, no quieres tocar ese tema y lo sabes

  – Necesito hacerlo, necesito desahogarme.

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