Capitulo 4.

4 0 0
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Grette

Querido diario:

Sólo faltan tres días para que empiecen las clases y, para qué mentir, estoy muerta de miedo. Esta mañana, a primera hora, mamá, papá y Niko se han marchado al aeropuerto para volver a Copenhague, y justo después he empezado a sentir los nervios. Me duele el estómago al pensar que voy a tener que estar en un sitio nuevo, rodeada de desconocidos. Ya lo pasé mal el primer día de universidad, cuando comencé la carrera, y no tengo ninguna gana de repetirlo. Por suerte, Panda ha podido quedarse conmigo en el hotel; menos mal que aquí aceptan mascotas, porque sin él me hubiera sentido muy sola.

Detesto la sensación de no saber qué me depara mi nueva clase, de intentar imaginar cómo serán mis futuros compañeros. ¿Se conocerán de antes? Supongo que sí, porque no creo que vengan muchos alumnos nuevos para estudiar el último año de carrera en una universidad como esta... Ayer estuve indagando en Facebook sobre algunos estudiantes que están matriculados en Economía en la Universidad de Infinite y todos tienen un denominador común: aparentan ser extremadamente ricos. Desde luego, con el dineral que mis padres han pagado, ya suponía que sería un sitio para gente con una cuenta bancaria bastante holgada. No hay más que ver el hotel en el que nos alojamos: aunque a priori las habitaciones pueden parecer las típicas de una residencia de estudiantes, son enormes y están muy bien equipadas. ¿Tendrán servicio de comida?

Alguien llama a la puerta justo cuando estoy poniendo el punto en el signo de interrogación. Miro el reloj. No puede ser ningún empleado del hotel porque los encargados de la limpieza ya han pasado hace un rato... A lo mejor se han dejado algo. Oigo a Panda removerse en su jaula como si también le hubiera desconcertado el sonido. Me levanto de la cama mientras cierro el diario y lo escondo bajo unas hojas que tengo amontonadas a mí alrededor. Quienquiera que haya llamado vuelve a hacerlo con insistencia, de modo que me apresuro a abrir.

Al otro lado me recibe una chica imponente. Su físico parece de revista: piel oscura, cejas perfectamente depiladas, ojos casi negros y unas curvas de impresión que se evidencian por su camiseta escotada y su falda de tubo de cuadros rojos. Lleva unos tacones de siete u ocho centímetros para compensar su baja estatura, acaso lo único que le fallaría para ser modelo. De hecho, me recuerda un poco a Eva Longoria. Durante una milésima de segundo, me planteo si habré visto a esta chica en alguna parte, ya que la residencia podría ser un imán para los hijos de personas famosas, pero enseguida descarto la idea.

— ¿Hablas Español? —inquiere sin preámbulos. Tiene un acento que no logro identificar, aunque me suena.

—Sí, sí

—Oh, perfecto. —Su semblante se relaja y esboza una amplia sonrisa—. Me llamo Mónica. Soy tu nueva vecina... De pasillo, me refiero. Se acerca sin previo aviso y me da un abrazo, plantándome un beso en la mejilla. Su confianza me sobresalta tanto que tengo que contenerme para no retroceder.

Ema libro IWhere stories live. Discover now