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Bosra, Siria. 19 de octubre de 2019
Llevamos en Siria desde el primero de julio de 2019. Tres meses a cargo de una misión de rescate de un grupo de turistas Norte americanos que habían sido secuestrados por un grupo de talibanes. Cuando me asignaron la misión pensé en lo fácil que sería rescatarlos y volver a la central en menos que canta un gallo. Pero que me mutilen si digo que ha sido fácil. El presidente de EEUU nos dio una información menor al peligro al que verdaderamente nos enfrentamos, ya que no eran unos simples talibanes, era el maldito DAESH tocando las pelotas de nuevo.
- Al habla la Teniente coronel Petrakis, ¿me reciben muchachos?- digo por el walkie para estar segura de que mi escuadrón puede comunicarse conmigo
- Aquí el capitán Turner, le recibo Teniente Coronel. Listos para extracción.- Turner. Uno de mis mejores soldados, y de mis mejores amigos. Es un cerebrito, experto en sistemas informáticos y seguridad cibernética.
Camino junto a la capitana Karev y el resto del escuadrón por un pasillo lleno de cuerpos inertes y sangre derramada. Gracias a los dioses ninguna baja de nuestro bando. Me sitúo a un lado de una puerta de madera algo vieja, haciéndole señas a Karev para situarse en el otro lado.
- ¿Cuantos talibanes quedan en la sala Turner?- pregunta Karev.
- Solo quedan tres dentro de la sala, están de espaldas a la puerta frente al grupo de 12 rehenes amordazados.

Karev me mira esperando una aprobación por mi parte para entrar.- Es hora- le digo a la capitana. Me desplazo del lado de la puerta y me pongo frente a esta quitándole el seguro a mi arma preparada para disparar en caso de que fuese necesario.
- A la de 3...2...1...- le doy un patón a la puerta haciendo que esta se abra de golpe asustando al grupo de secuestradores que hay dentro de la sala. Echo un vistazo rápido cerciorándome que los rehenes están bien. Y apunto a la cabeza de un talibán sintiendo a mi equipo respaldándome por detrás. Los talibanes hacen el amago de apuntar con sus armas pero están muertos antes de levantarlas si quiera.
- Las ratas han caído. Turner, quiero a los putos helicópteros en menos de 5 minutos en la puerta. Nos vamos de aquí. Los rehenes están vivos, algunos heridos, pero todos vivos.- informo a Turner y seguido empiezo a escuchar como teclea en su ordenador.
- Están a dos minutos Teniente coronel- Asiento con la cabeza aunque no pueda verme y ayudo a mi equipo a desatar a los rehenes.
Nos vamos de allí como alma que lleva el diablo rezando por no encontrarme con ningún puto talibán más. Al llegar al exterior me pega el sol del desierto en la cara y visualizo a los helicópteros a espera de los rehenes y de nosotros. Soy la ultima en salir junto a una chica de unos 17 años herida en una pierna e intentamos llegar lo mas rápido que podemos al helicóptero.
- ¡Atenea agáchate!- me tiro al suelo junto a la chica ante el grito del teniente James y seguidamente escucho un disparo.
Me volteo viendo como el cuerpo inerte de un talibán cae a la arena del desierto en el que nos encontramos. Nos levanto corriendo a la chica y a mi hasta que llegamos al helicóptero y lo noto despegar.
- Misión cumplida muchachos- digo por el interfono- ¡volvemos a casa!

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Reykjavik, Islandia. 21 de octubre de 2019
Las puertas del avión se abren delante de mi causando un escalofrío gracias a las bajas temperaturas de Islandia.
Una ilusionada Karev me empuja levemente con el hombro para poder tocar tierra.
- ¡Por dios como echaba de menos el frío y la nieve! ¡No pienso ir al desierto en mucho tiempo!- Karev estaba tirada en el suelo rebozándose en las primeras capas de nieve de la temporada. No iba a demostrarlo como ella, pero también me hace feliz estar en casa con el frio y no está en mis planes volver al desierto en mucho tiempo.
Al tocar tierra firme levanto la vista y me encuentro con un par de ojos marrones que me miran con cariño y orgullo. Avanzo rápidamente hacia esos ojos que me miran así y no duda en estrecharme entre sus brazos. Inhalo profundamente el aroma que desprende el hombre frente a mi y recuerdo lo bien que se siente estar en casa.
- No sabes las ganas que tenía de verte tío John.- digo rompiendo el abrazo- Oye ¿pero que es esto?- lo escuadriño con la mirada cogiéndole algunos mechones de pelo preparada para la broma.- ¿Tres meses sin mi y te han salido canas del estrés?- esos ojos que hace un momento me miraban con orgullo empezaron a mirarme de manera reprobatoria haciendo que la risa se instalase en mi cuerpo y largase una sonora carcajada
- No tengo ninguna cana Atenea. Deja de jugar conmigo y reconoce que echabas de menos a tu tío favorito.
- Si, y el único que tengo. Anda vamos dentro que empiezo a tener frío.

EROS// +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora