Ha pasado ya casi una semana desde mi encuentro con Kol y ninguno ha dicho palabra sobre lo que pasó, cosa que agradezco ya que me martirizo cada vez que me acuerdo de ese beso. El resto del día me lo pasé con Rebekah (que se volvió loca cuando le conté lo que ocurrió) buscando algún apartamento ya que no era muy cómodo vivir en la central y necesitaba mi propio espacio.
En estos momentos nos encontramos en Tokio, estamos en una casa franca de la organización preparando los últimos detalles de la misión ya que esta noche será la gran fiesta. Mi hermano y Kol habían ido a recorrer el perímetro del hotel en el que será la celebración y Rebekah y yo estamos comprando el atuendo de la noche acompañadas por Tommas, quién dijo que iba a ser nuestro gurú de la moda.
Rebekah se enamoró del primer vestido que se probó y no nos lo quiso enseñar ni a Tommas ni a mi ya que decía que sería una sorpresa. Sin embargo, yo me tiré casi toda la tarde buscando vestidos ya que ninguno me terminaba de convencer, hasta que finalmente encontré uno que realmente me gustó como lucía en el. Incluso a Tommas le gustó tanto que decidió comprarlo el y dijo "No quiero ni imaginar lo que van a dolerle las pelotas a Kol cuando te vea en ese vestido". Ah si, sabe todo lo de Kol y reaccionó de la misma manera que Rebekah, solo que el termino diciendo que nuestros hijos podrían dominar el mundo con su belleza. Algo exagerado a decir verdad.
Son las 2000 horas y Rebekah y yo estábamos terminando de prepararnos para la fiesta. Ella se había hecho un maquillaje muy trabajado son sombras doradas ya que su vestido era blanco y tenía pensado llevar unos tacones y bolso dorados a juego. Se pintó los labios de un marrón muy sutil dándole un toque elegante y sofisticado. Ella decidió dejarse el pelo suelto y con ondas ya que el punto fuerte de su vestido estaba en el escote delantero, mientras que en el mío estaba en la espalda con un escote que llegaba hasta casi el final de esta y unas finas cuerdas entrelazándose entre si.
Me hice una coleta alta y estirada, dejando mi pelo totalmente liso caer hasta mi cintura. En cuanto al maquillaje, me puse unas sombras muy leves y Bekah me hizo el Foxy eyes ya que decía que mi mirada se vería mucho mas lasciva con esa técnica. En cuanto a los labios me apliqué un labial de color rojo intenso que hacía juego con mi vestido.
Una vez listas, admiré la elegancia que portaba Bekah esta noche, haciéndola ver mucho mas hermosa de lo que es.
- ¡Estas increíble Rebekah!- digo con una gran sonrisa al verla totalmente arreglada.- Pareces toda una señora de la mafia.- me incliné ante ella simulando una reverencia y ella me respondió divertida con otra pequeña reverencia.
- Cariño, vas a volver locos a todos los hombres de la fiesta, y se de uno que se va a volver loco como el que más.- dice subiendo y bajando las cejas dándome una mirada divertida, a lo que yo respondo con una risa.
- Anda vamos, deben de estar esperándonos y todavía nos tienen que decir quién será nuestro acompañante esta noche.
Rebekah me ofrece el brazo para que lo tome y nos ayudemos mutuamente a bajar las escaleras ya que llevamos unos tacones que podrían provocarnos un esguince en cualquier momento.
- Un momento.- dice cuando estamos apunto de bajar la escalera y vuelve hacia la habitación en la que nos habíamos arreglado. - Había olvidado el arma.- se para frente a mi cuando ha vuelto con el arma en la mano y se la guarda en la liga bajo el vestido. - ¿Llevas la tuya?
- No, no debería llevarla.- Rebekah me mira sin entender el por qué no debería llevar el arma.- Cuando un gorrión simplemente quiere obtener información, a veces tiene que hacer cosas como desvestirse e incluso llevarse al objetivo a la cama, así que si eso pasa, me verían el arma y no quiero tener que explicar por qué la llevo.- digo encogiéndome de hombros. Si bien es cierto que me entrenaron para conseguir información mediante la seducción, nunca he tenido que llegar a desvestirme delante de un hombre y mucho menos mantener relaciones sexuales.
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EROS// +18
ActionGOEFAS. Grupo de operaciones especiales y fuerzas armadas. Solo sus soldados tienen constancia de su existencia, un mito entre todos los grupos militares del resto del mundo. Creado para servir a todos y a nadie a la vez. El último recurso de cada p...