Cuarto escrito.

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Por esa época y anteriores, comencé a plantearme mi orientación sexual. Me dí cuenta, y aún no estoy muy segura, de que aparte de los chicos, había una mínima parte que me atraían las chicas.
Se lo dije, él se lo tomo a bien.
Pero todo empeoró.
Empezó a montarse historias en la cabeza de que cuando me fuera a la universidad quería que yo tuviera algo así como una "amante femenina" aparte de él.
Yo le decía que ni siquiera estaba segura de saber si realmente era bisexual o no, pero el seguía en sus trece.
Otra vez de nuevo a hablar del mismo tema, pero incluyendo los sucesos más recientes.
Las broncas, por otro lado, iban a más.

Se cabreaba porque salía con mis amigas y no le contestaba al momento. También se cabreaba porque fumaba, y tuve que dejarlo porque él lo odiaba.

Llegaban las fiestas, el vivía en otra ciudad cercana a la mía, y esperaba que fuera a su casa, lo típico.

ToxicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora