ojos ya no está, desapareció. Entonces me acerco al lugar y observo todo a mí alrededor, es muy extraño ver algo así en medio de un bosque. Me pregunto con qué intención lo habrán hecho, pero en vez de cuestionarme decido descubrir lo que esconde este pozo. Al intentar desprender la placa, me doy cuenta que está muy pesada y que mi cuerpo es demasiado frágil. Intento por muchas horas mover y desprender lo que hay a su alrededor para que me sea más fácil. Cuando logro ver que he avanzado la mitad observo mis manos llenas de sangre, mis rodillas molidas entre la tierra, estoy deshidratado y fatigado, pero no puedo detenerme algo me dice que están aquí. Casi anochece, comienza a llover y eso me ayuda ya que la tierra se comienza a ablandar y el agua la escurre. La placa esta totalmente al descubierto, comienzo a moverla con golpes de rocas y con mis hombros sangrientos de tanto golpe en el concreto. Al ver lo que hay dentro del pozo me paralizo, mis ojos no pueden ver algo más aterrador, miro al cielo unos segundos y dejo que las gotas de lluvia limpien mi rostro, pero no lo que vieron mis ojos, bajo la mirada y vuelvo al mundo. Es aquí donde me encuentro con ellos, sus cadáveres todos juntos. Restos de uñas y sangre en los bordes del pozo, me producen náuseas, pero decido ser valiente, ellos no merecían morir así y no los puedo dejar en este lugar en estas condiciones. Uno por uno voy sacándolos y dejando en fila acostados en forma ordenada, luego pasé el resto de la noche y el siguiente medio día haciendo hoyos para enterrarlos. En forma de símbolo religioso para que descansen en paz, hice unas cruces hechas de varillas en cada una de sus tumbas. Al momento de cubrirlos con tierra, me despido de cada uno de ellos.
A pesar de que cuando compartimos y jugamos juntos estaban muertos para mí nunca lo estuvieron, hasta ahora. Los recordaré siempre. No dejan de caer lágrimas por mi rostro, es un llanto desconsolado e interminable, quisiera tener algo en que aferrarme, pero lo único que hay es soledad. Entremedio de mis sollozos y mi interminable agonía, escucho levemente un dulce ruido. Es ella.
-¿Estás bien?- susurra con su hermosa voz que podría reconocer en cualquier lugar y momento. No soy capaz de contestar nada, su belleza y los espasmos de mi llanto no me dejan hablar.
-No podías hacer nada para evitarlo, ellos ya tenían ese destino, no hay cómo remediarlo. Debes volver a la realidad, cuidar de tu vida y seguir adelante. Recuerda que tienes vida y que te queda mucho por vivir. Quizás no era la vida que ellos merecían tener ni tampoco la muerte, todas las personas tienen destinos diferentes, malos o buenos, así es. Créeme, tú decides qué camino tomar. Espero de corazón que tomes el correcto-. Mientras ella intenta convencerme y aconsejarme, caminamos juntos por el bosque camino a casa. No entiendo el porqué, pero ella me da paz, de una u otra forma muy extraña me calma y por un corto momento me siento tranquilo y no deseo llorar. De repente algo sucede, ella empieza a inquietarse, no sé qué la distrae. -Me tengo que ir, lo lamento mucho pero ya se me acaba el tiempo-.
-¿Por qué?- Le pregunto mientras me detengo. Realmente es una criatura muy extraña y frustrante. Pero no la dejaré ir tan fácil.
- A mí también me tienes que encontrar-. Al terminar de decir esto se fuga y desaparece en la neblina. Corro rápidamente detrás de ella, no la quiero perder, es lo único más cercano que tengo como amigo. Cuando me doy cuenta que llevo mucho tiempo corriendo, me detengo, miro a todas partes y me encuentro llegando a casa. No sé cómo llegué hasta acá, pero ella está dentro. Entro y la busco por toda la casa. En medio del pasillo principal hay un sinfín de cosas esparcidas por el suelo. Un diario de vida empolvado, estampado de cuero, con sus páginas amarillas, tiene al menos cien hojas, un poco más lejos hay un cofre antiquísimo lleno de polvo. Noto que alguien lo abrió y dejó todo aquí. Al abrir el diario me doy cuenta que era de mi madre y la curiosidad se apodera de mí. Comienzo a hojearlo y me quedo en la página veintitrés. "Tres días lleva nuestra hija enferma, la fiebre no disminuye y no tenemos dinero ni medicamentos, estamos muy lejos del pueblo, las hierbas ya no hacen efecto, no puedo estar un día mas viéndola en este estado, los días ya no son los mismos, no sonreímos como antes..."
... "Después de casi una semana mi hija nos dejó, la fiebre se la llevó, su alma por fin descansa en paz. Mi esposo no es el mismo, pasa horas sobre el carrusel que le construyó a nuestra Amparo, para entretenerse. Por cierto es el mismo lugar donde esta descansando nuestra hermosa hija, hace dos días recibí la noticia que un niño del orfanato viene en camino para ser adoptado, los papeles ya están hechos, solo tiene que llegar el elegido por las monjitas, ya que le dimos la oportunidad a ellas de elegir para que los demás niños no se sientan mal, la idea... de nosotros era tener dos hijos, pero por mi edad solo pudimos tener una, no sé si lo podamos recibir, ya no hay amor para nadie más en esta casa... "
Dejo el diario de lado para investigar aun más. Dentro de todo lo que se encontraba tomé un sobre con una amarra, el cual está lleno de fotos estropeadas, antiguas y manchadas por la humedad. Al observar cada una de ellas, con mucho detalle me doy cuenta que están papá y mamá, un par de frazadas, jugo, y unos panecillos. Era un día de camping, ellos felices, reían, se veían contentos, con ropa elegante y muy refinada. Mi padre, de camisa y corbata, de traje muy caro. Mi madre con vestido y guantes de seda de color púrpura, un sombreo blanco, zapatos negros de charol.
Ella estaba junto a mis padres. Danzaba al ritmo de las flores y el viento, mi madre y mi padre están sonriendo como nunca los he visto antes.
En ese momento me doy cuenta que ella es hija de mis padres, unos cuantos años atrás eran todos muy felices.
Entonces comencé a investigar mas a fondo en el cuarto de mi mamá, entre sus cosas encontré un papel, un documento que certifica que soy adoptado, esos niños, con los que estuve, eran del orfanato, de donde yo vengo. Ellos trataban de evitar que hiciera lo que hicieron ellos, suicidarse.
Estaba dormido en mi habitación, cuando llega mi padre a reclamar por mi imprudencia, de haber intruseado en su cuarto.
-¿Quién te crees, mocoso?- Con gritos y golpes entra mi papá
Me toma de mi ropa y a me rastra al patio, helado y lluvioso el clima.
-Esta es la última vez que te quiero ver, _ un cuadrado de cemento levanta de la tierra. En el suelo encogido estoy, posición feto, espero no sea donde yo pienso, tiemblo de miedo, no quiero estar ahí. Me toma de las piernas y de un solo golpe me lanza dentro de un tambor, sierra la tapa. Parecerá extraño, pero cada segundo que pasa me siento más en casa, el aire se hace mas espeso, mi corazón late mas lento, mi boca ya no se humedece, y mis ojos ya no se abren. Estoy en el lugar mas seguro del mundo, donde siempre me sentí bien. En la oscuridad. Donde estuve siempre y dejé de sentir mi cuerpo, y de llorar.
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NICTOFILIA
TerrorHOSTILES QUE INVADEN TU MENTE, SUMERGIDOS EN LAS ENTRAÑAS DEL BOSQUE OSCURO