•T H R E E•

671 72 4
                                    

—Su mamá había llegado a casa, pasó a un lado de la mesa en la cual Freddy se había golpeado para dejar las llaves de su casa y del auto pero algo la sacó de sus pensamientos.

Unas pequeñas gotas de sangre a un costado de esta.
Levantó su mirada para así observar su alrededor, habían objetos tirados o desordenados, le costó un par de segundos reaccionar dejando caer las bolsas con la despensa y seguidamente salir corriendo a la habitación del castaño.—

¡Freddy!—exclamó la mujer  preocupada ya en el lugar mencionado, notando a su hijo hincado frente al espejo abrazando su propia mano de forma protectora, al parecer se había lastimado. Dio unos pasos hacia donde se encontraba su "pequeño" pero al dar unos pasos se escuchó como algo crujía a sus pies.

Cristal.

Miró al espejo, estaba estrellado.
Suspiró tocando con delicadeza el hombro de Freddy para llamar su atención lo cual logró.
El castaño subió su mirada cristalina, la madre sintió una incontrolable angustia e ira.

¿Por qué de tantas personas en el mundo su hijo tenía que sufrir esa "enfermedad"?.
No.
¿Por qué su "parásito" tenía que tratarlo de tal forma?.

Pudo sentir como unos brazos la rodearon a lo que correspondió acariciando los cabellos color caramelo del más alto mientras se desahogaba.

(...)

Algunas cuantas horas después, nuestro protagonista castaño se encontraba en cuna camilla de hospital mirando el techo.
No quería voltear a sus costados por una razón: Fred lo observaba con una ligera sonrisa a su iquierda, le incomodaba aquella enferma sonrisa que le dedicaba.

Su herida a un costado de la cabeza ya había cerrado con ayuda de tres "puntos" y su mano derecha estaba vendada, no fue de gravedad esta pero tenía varios rasguños repartidos en dicha mano de diferentes tamaños.

Lo más difícil de todo fue contarle al doctor que había pasado pues el que solía atenderlo estaba de vacaciones, ahora el le trataba de una forma... Peculiar, lo trataba como un loco.

No lo estaba, ¿o si?.

Esa duda le consumía vivo, a pesar de ya haber pasado por esa "etapa" se lo seguía preguntando a sí mismo.

El dolor en su cabeza había desaparecido debido a el medicamento que le habían dado además de que le habían puesto anestesia en esa zona.

La oji-mostaza, es decir, la mamá de Freddy había salido a comprar las pastillas que tomaba el de orbes azules para controlar Fred en lo que lo daban de "alta".

Comenzaba a darle sueño a lo que comenzó a cerrar sus ojos lentamente pero los abría de golpe ya que veía al azabache  simplemente con hacer esa acción. Finalmente el sueño le ganó cayendo dormido.

El escenario había cambiado, todo era obscuro a excepción de cierta aura de luz que lo rodeaba.

A lo lejos (en realidad no tan lejos) se veía una silueta idéntica a el. Estaba claro quien era.

Se acercaba lentamente entre aquellas carcajadas que lo torturaban, ya estando en frente suyo habló.—

-Freddy... ¿por qué no desapareces de una vez?... Todos estaríamos mejor sin ti.—comentó sin compasión alguna.

¿Y si lo hacía?.—

-¡NO!. ¡NO ES VERDAD!.— exclamó el de cabellera café.

No lo haría.
No dejaría a su madre para que un imbécil dejara de molestarlo.
No caería tan fácil en su juego.

¿O si?.

------------------------------------------

"Creo que hay un poco de capitulo en tu relleno."

Ugh.

Saludos aquí
(Para el capítulo sig.)

Un abrazo~.

Chao.

    •••twitter: @Dany_Dmz12•••

★SILVER EYES★ «Frededdy» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora