¡Feliz Cumpleaños, CC! Soy tan feliz de que existas *-*
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Ya atardecía. El sol en su languidez desparramaba sus últimos haces de luz rojiza arrancándole a la piedra de aquellas ruinas un brillo de un dorado cálido y volvía más intenso el rojo de la sangre de mis heridas. En realidad la vista era hermosa; las cimas nevadas de las montañas eran tan blancas que no tenía más remedio que entornar los ojos. Se trataba de una belleza frágil como el cristal y no podía evitar preguntarme si alguna vez tú habías visto ya este paisaje, o uno mejor. Al instante me di cuenta de todas formas que menuda tontería, eres una criatura que ha vivido cientos de años, por supuesto que habías visto paisajes más bonitos aunque, por otro lado…¿realmente tus ojos observaban de verdad? ¿O simplemente se limitaban a pasar sus pupilas por encima, archivándolo en el cajón de conocimientos adquiridos? Cameron me sacó de mis cavilaciones, con uno de sus comentarios típicos.
—¿Oyes como los cuervos graznan, feroces? Están hambrientos, primero devorarán el cielo crepuscular y después nos devorarán a nosotros –exclamó dramáticamente.
Tragué saliva con dificultad. Sentía la boca pastosa, como si hubiera estado masticando algodón amargo.
—No seas fatalista, Cam. El equipo de rescate nos sacará de ésta –traté de animarla.
Incluso me esforcé por sonreír, pero sólo conseguí abrirme más la herida del hombro provocando que mi rostro se contrajera en una mueca ridícula. Los ojos de la reliquia se oscurecieron, y sus pestañas se espesaron, como si se hubieran vuelto de plomo.
—Estamos en el culo del mundo, Leo…no llegarán a tiempo.
—Lo harán. Hasta ahora Sergey nunca nos ha fallado, ¿verdad?
—Pero le hemos fallado nosotros a él –proclamó.
Sus palabras provocaron una inquietante desazón en mí. Poner en peligro nuestras vidas formaba parte de nuestro trabajo, de ser espías secretos. Cada vez que partíamos a una misión éramos conscientes de lo que estaba en juego. Y aún siempre habíamos conseguido volver con vida de todas las misiones anteriores. ¿Qué había salido mal en ésta?
Para empezar, que no nos habían informado adecuadamente de lo que de verdad ocultaban estas ruinas, algo impropio de nuestro jefe pues quería demasiado a sus agentes como para enviarlos a una misión suicida. Aún así Sergey confiaba en nosotros, en nuestras capacidades, al fin y al cabo Cameron y yo éramos los agentes más veteranos tras la traición de JD pese a nuestra joven edad.
—¿Duele? –me preguntó volviendo su dorada cabeza hacia mí.
—He salido vivo de heridas peores –repuse. Nunca olvidaría el sacrificio de Ambrose, mi ángel guardián, al salvarme del umbral de la muerte. La misma noche en que te había arrebatado tu primer beso…
—Me refería al iridio. Es la debilidad de los mutantes, ¿verdad?
—Ah, eso –cerré fuertemente el puño mientras maldecía internamente al maldito agente de MAT que me había envenenado con el iridio: un metal muy escaso, raro y caro; la única debilidad de los mutantes. Si Lifa que era Druida o su novio Matty con sus conocimientos de alquimia pese a ser un humano normal estuvieran aquí, podrían poner una solución a esto.
—Aún no puedo comprender cómo es que sabían del Códice. Se suponía que era una información clasificada que Menadel le había confiado a Sergey por su amistad. Debe de haber algún espía infiltrado en SEX –le comenté mis sospechas. Todavía me dolía que los de MAT nos hubiesen adelantado. Cada victoria de la organización rival suponía más muertes de gente inocente y eso me hacía comprender aún menos la traición de nuestro ex—entrenador.
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Complementos Cósmicos
Short StoryPara ti CC, porque te adoro, porque odio no estar cerca de ti aún para poder celebrar juntas este día, y también para que el mundo se entere de una vez de lo que significa ser Complementos Cósmicos, pues creo firmemente en la profecía.