Tuve una noche pésima, el sueño oscilaba de lo profundo a la duermevela y en el medio momentos que no puedo catalogar de lucidez puesto que claramente me veía como otra persona que me contemplaba usando el celular como grabador al que le dictaba una historia en donde me escuchaba farfullando inglés e invocando al Dios de los Aztecas Quetzalcóatl
como mencionando a Buda.
La fiebre hacía su tarea y las fuertes impresiones que me dejaran los interesantes conceptos desplegados por mi hija le daban forma.
Al rato me desperté sobresaltado. La fiebre me había subido y tenía una gran sensación de frío. Me abrigué me puse un polar pero el sueño me había abandonado. Sobre la mesa donde está el velador está mi inseparable kindle y como soy muy temeroso de la tecnología que mas de una vez me ha hecho desaparecer archivos, siempre lo acompaña la tablet. Allí a lo largo de los años, comprando o bajando de lugares de la web como el proyecto Gutemberg, Alejandría, etc. etc. me fui armando una copiosa biblioteca, sobre todo de clásicos.
Tomos y tomos como los que componen las obras completas de Balzac, o el mismo Freud apenas ocupan memoria en la inteligencia artificial - para llamarla de algún modo - que hoy se mide en gigas y tetras de almacenamiento. Incluso los megas hoy parecen simples k, como los que tenían tanto mi primera computadora una Radio Shack de doble disketera y 68 k de memoria y la famosísima trs80 igualmente de radio shack que fue la primera note book. Su display tenía 10 líneas y yo la amaba y admiraba fervientemente. Aún conservo varios ejemplares pues fue tan revolucionaria que tenía una publicación propia.
En esto divagaba mi mente y asumiendo el insomnio, apagué la luz y me puse a pensar no en recuerdos que a uno lo mantienen despierto, sino como un buen adicto a la meditación en cosas abstractas.
Di vueltas por el "Así hablaba Zaratrusta" de Nietzsche, lo vi descendiendo de la montaña luego de sus diez años, lo recordé dormido y picado por la víbora. Despertado por el dolor, con gritos y ojos acordes ve a la serpiente huyendo. La llama, ven no te he dado las gracias por despertarme pues mi jornada es larga aún además no eres rica en veneno, así que no lo desperdicies conmigo. Tómalo nuevamente y mi mente tuvo la imagen de la víbora lamiendo la picadura para rescatar su veneno,
Sabía su significado, Zaratustra estaba manifestando que posiblemente su prédica no fuera comprendida y sujeto a la maledicencia no debía prestarle atención, o comprendida, generara envidia con iguales fines.
De Zaratustra me fui a lo opuesto, la religión católica a la que Nietzsche considera platonismo para las masas. Me quedé en los relatos de los curas, pues con ellos pasé 7 u 8 años de internado. El de San Felipe de Neri se encontraba entre mis preferidos.
Una mujer tenía la costumbre de irse a confesar con él sin variar los pecados a confesar: su envidia y con esa causa calumniar a todos en el pueblo. Cansado que no entrara en razones y se reformara, san Felipe, le dijo:
- De penitencia vas al mercado, compras un pollo y me lo traes. Al regreso lo vas desplumando, arrojando las plumas en las calles conforme caminas.
La señora pensó que ésta era una penitencia rara, pero deseando recibir la absolución, actuó como se le había indicado.
- Bueno, Padre, he completado mi penitencia.
Y le mostró el pollo desplumado
- Oh, de ningún modo la has completado – le dijo el santo. Ahora regresarás al mercado y en el camino recoges todas las plumas y las pones en una bolsa. Entonces regresas ".
- ¡Pero eso es imposible! – sollozó la mujer–, ¡esas plumas deben de estar ahora por toda la ciudad!.
- Es cierto –replicó el santo–, pero tienes aún menor oportunidad de recoger todos los cuentos que has dicho sobre tus vecinos. Los curas no decían si la mujer obtuvo o no la absolución, era mi queja de siempre.
El sueño no llegaba. Prendí la luz indeciso de ponerme a leer, me sentía muy molesto. Los pensamientos viraron hacia la conferencia, asumí que el complejo de Edipo era una cuestión de poder y me pregunté si como todo poder este no era susceptible ser quebrantado. De pronto recordé a Freud y sus notas sobre "Totem y tabú", como dije a las obras de Freud las tengo en el kindle así que no tuve demora en encontrar la parte pertinente, donde esa relación de poder, si bien mirada desde la única variante de lo sexual, era fracturada. Lo que sigue es textual:
"En las islas Fidji son especialmente rigurosas estas prohibiciones y se aplican no solamente a los parientes consanguíneos, sino también a los hermanos y hermanas de grupo. Nos asombra también averiguar que estos salvajes conocen orgías sagradas en el curso de las cuales realizan precisamente las uniones sexuales más estrictamente prohibidas. Pero quizá esta misma contradicción puede darnos la clave de la prohibición." (ob cit pág 17)
Se ve que los descongestivos y el antihistamínico hacía su efecto. Dejé el kindle y tome el cuaderno donde había tomado unas notas de la conferencia, nociones atribuidas a Freud y Lacan. "El niño cuando nace es morfológicamente perverso. El placer en el recién nacido no se sitúa en una parte determinada, es luego con la socialización que el placer empieza a limitarse a determinadas partes de su cuerpo, a su zona genital etc." En ese punto me di cuenta que el sueño había ganado su batalla, dejé deslizar el cuaderno y me dormí o eso creí pues con sorpresa me vi caminando por el DF en México, por la calle Donceles que se encuentra atrás de la Zona Arqueológica del "Templo Mayor". La librería "Porrúa", junto al Antiguo Colegio de San Ildefonso inaugura esta calle, donde termina otra llamada Justo Sierra. Zona famosa por sus librerías de viejo.
Esto me produjo una situación muy embarazosa pues nunca había estado en esa zona. Quien si estuvo es mi hija y me contó su experiencia.
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El complejo de Edipo
Fiksi UmumEra el comienzo de la primavera y mis alergias crónicas me habían atacado con furia. La fiebre hacía su juego subiendo y bajando al compás que descomponía mi estómago con analgésicos anti febriles. Hacía mucho que no veía a mi hija menor, es psicope...