EPILOGO

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—No.

Hinata Hyuga observa con el ceño fruncido a Naruto Uzumaki que está en su escritorio con unos lentes de poco aumento haciendo cuentas de sus inversiones y con mucho trabajo de por medio.

—¿Entonces cómo quieres que le explique a mis Padres sobre mi cambio tan repentino en mí en estos últimos meses? ¡Casi me voy a Rusia de nuevo, pero mágicamente no me fui!—Espetó ella, intentando no verse como una niña berrinchuda—. Salgo casi todas las noches contigo y llego a mi casa a altas horas de la madrugada.

El rubio resopló, dejó de ver su laptop para después quitarse sus lentes y mirarla a ella.

—Ya te inventaras algo.

La Hyuga, indignada, da pasos hacia atrás y levanta sus manos al cielo mientras tiene su pequeña boca abierta contrariada por ese "asunto".

—¡Naruto!

El Uzumaki enarca una ceja, cruza sus manos y reposa su cabeza en su silla en forma pensativa.

—Cariño, yo no puedo ir con Hiashi a decirle que quiero a su hija mayor como si fuese un adolecente— explicó él—. ¡Me meterá a la cárcel por ser un Pedófilo contigo! ¿Eso quieres? ¿Un novio en la cárcel?

Hinata estaba a punto de replicar, sin embargo la palabra "novio" se repite una y otra vez en su cabeza, hace una sonrisa de tonta enamorada, va hacia Naruto y se siente en sus piernas para después colocar su rostro en el cuello del mayor.

—Acabas de decir la palabra con N—ronronea ella—, ¿acaso no dijiste que esos calificativos no te gustaban? ¡Ah! Y que estabas muy viejo para eso.

El rubio rodó sus hermosos ojos azules y colocó su gran mano en la cintura de la menor.

—Se me salió.

La Hyuga besa su barbilla y suelta una risilla.

—Hare como que te creo, mi amor.

Ella empieza a darle pequeños besos por todo el cuello, se coloca mejor en la silla y besa el rostro de Naruto con muchos mimos, se detiene en los labios y lo observa de una forma picara y de una manera de que el rubio no pueda resistirse a ella; él gira su rostro a la izquierda para no caer.

—¿Cuándo iras a decirle a mis Padres sobre...?

El Uzumaki la acribilla con la mirada.

—No, Hinata, no hare ese tal acto, ¿piensas que todo es muy fácil en esta vida? La respuesta es no. Desde el principio sabíamos que nuestra relación traerá problemas y uno de ellos es no ser aceptado por Hiashi.

La menor hace un mohín, Naruto solo la llama por su nombre cuando realmente está enojado y en la cama gimiendo su nombre. No dice nada. Desgraciadamente el Uzumaki tiene un poco de razón, porque por más que quiera imaginar la reacción de su Padre no puede; años sin estar con él han sido obstáculos para no saber su pensar sobre algunos temas.

—Vale. Tengo que irme.

Hinata se levanta, no obstante el rubio la toma de la muñeca y la sienta de nuevo en sus piernas, la abraza y besa su frente.

—Cariño, no seas mimada, por favor—murmuró el mayor, apretándola más a su cuerpo—. ¿Quieres ir a cenar conmigo esta noche?

La peli azul levanta un poco su cabeza y enarca una ceja.

—¿Es una cita?

El rubio sonrió y besó su mejilla.

—Si—contestó, subiendo poco a poco la blusa de Hinata—. Es una cita.

Chica BuenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora