Pairing: 1827
Autora: Hikaru
Premiada: Barbie-chanLas rarezas del amor.
"Cabello largo color caramelo, ojos brillantes del color del cielo y un lindo y delicado trasero..."
Y de nuevo, lo primero que vino a su mente fue él.
Arrojó la revista con asco a la basura y se levantó para visitar, por décima vez, a su querido y sabio tío.
—¿Qué quieres ahora, Kyoya?
—Mi enferme...
—No estás enfermo, estás enamorado.
El menor frunció el ceño ante las palabras de Fon.
—O sea, enfermo.
El chino se sentó en el comedor y entrelazó sus manos bajo su mentón.
—Mira, Kyoya, te lo he dicho ya diez veces. Si cada vez que piensas en cosas románticas, sexuales o como lo llames se te viene a la cabeza un chico... Es porque estás enamorado de un chico, te gustan los hombres, eres homosexual y eso no es una enfermedad.
—Estoy. Enfermo.
Y con aquel rostro que indicaba muerte asegurada para cualquier herbívoro molesto, Hibari se retiró dejando al mayor solo con sus pensamientos.
Fon sabía que ese chico era testarudo y que no pararía hasta encontrar una cura para su "enfermedad". Sin embargo, ni él mismo se imaginaba lo que rondaba por la mente del azabache en esos momentos.
—Voy a matarlo.
Llenó el interior de su gakuran con objetos punzantes como cuchillos o tenedores, también reunió un par de pistolas que había requisado de unos maleantes días atrás. Colocó su banda de Comité Disciplinario en su brazo y, sin dudar ni un segundo, salió a luchar por su dignidad como hombre.
No necesitó caminar mucho para encontrar a su objetivo en un parque con sus hermanos pequeños.
Con esa estúpida mirada sensual y esos asquerosos dientes relucientes tras sus carnosos y femeninos labios...
¡Oh, maldita enfermedad!
Se escondió tras un árbol para sacar sus armas.
—Mira mamá, ese hombre lleva un rifle.
—Cariño, no mires, es un loco.
Kyoya hizo oídos sordos a las palabras de la gente, pero no se privó de contestar.
—La envidia es muy mala, señora, ya quisieras ser tan genial como yo.
Y en su mente...
«¿Si eres tan genial por qué eres gay?»
Su mente era tan cabrona...
Cargó el fusil cuando...
El castaño se había marchado.
—Mierda, el objetivo es bastante perspicaz.
Y justo en ese momento, saliendo del parque, el castaño, de nombre Tsunayoshi, estornudó con tal fuerza que el impulso lo tiró.
Pero eso, que lo habían tirado, no se había caído.
—¿Estarán hablando de mi?
El chico a su lado, que lo ayudaba a levantarse, lo miró con lástima.
—Tsuna-nii está el último en el ranking de las personas más populares del mundo... Así que lo dudo.
—Gracias por los ánimos, cariño, yo también te quiero.