Con tu celular entre las manos comenzaste a sudar, no articulabas siquiera una palabra, dejaste caer el aparato produciendo un pequeño sonido mientras tus manos eran prisioneras de unas ajenas, pero a la vez conocidas. Tu espalda chocó duramente contra el sofá de la sala, no sabes en que momento —desde que abriste la puerta— terminaste con el rubio sobre ti, en una posición sumamente comprometedora, ¿Cómo demonios habías llegado a eso?
[Tiempo antes.]
No te lo podías creer, casi golpeabas tu cabeza contra la pared de la pura emoción de saber que tu amor de la escuela había aceptado una salida contigo. Es decir, era una salida de amigos pero a fin de cuentas era una salida, ¡una con Bakugou! Era obvio, el 90% de toda la escuela te consideraba una masoquista, otro 8% una loca y al resto les valía tu vida. El chico conocido por ser de un caracter explosivo siempre te pareció atractivo, desde que entraste a la U. A., pero al ir conociéndolo te diste cuenta que era alguien mucho mas complejo que un simple tipo guapo con personalidad de la mierda, en el fondo —muy fondo— podía ser sensible, calmado y hasta tierno, pero eso no fue lo que te enamoró, era su seguridad, sus gritos de emoción, la confianza que emanaba, su clásico shine.
Para ti, era completamente perfecto, así que no dudaste en pedirle salir cuando reuniste el suficiente coraje. La mayor sorpresa fue escucharle un simple «claro, como quieras. » Y es que, ¡hasta su indiferencia te encantaba!
Estabas emocionada, te arreglaste lo mas que pudiste, incluso intentaste maquillarte pero te diste cuenta que no podías ir como un mapache con complejo de payaso, así que iniciste de cero. Un vestido simple, zapatillas —siempre cómodas y tus favoritas—, un bolso y el mejor peinado que podías hacerte. Te viste frente al espejo y regresaste de inmediato a tu cuarto, no querías volver al baño solamente a sentirte culpable por no dar una ojeada a las revisas de modas que tus compañeras llevaban.
Manteniendo el calzado, optaste por tu pantalón negro de siempre, una camisa femenina de color verde arremangada y tu mochila. Preferiste ser lo mas natural posible, querías quedar bien con tu cita, pero a la vez no dar falsas expectativas. Suspirando miraste tu celular, faltaban 30 minutos para reunirte con él así que mejor emprendiste viaje.
Pero ese día no podía ser perfecto, el karma y el orden natural de la vida te lo impidieron. Justo en mitad del viaje un villano tuvo que montar un expectáculo tomando rehenes y exigiendo demasiadas cosas sin sentido, incluso te pareció mas gracioso que trágico —exceptuando los rehenes, pobres—. Pero ese pequeño incidente, sumado a que te quedaste mirando y esperando que algún héroe llegase porque tu no podías ayudar en tu condición de estudiante, te restó tiempo y sin darte cuenta ibas atrasada en 40 minutos. Te tomó otros 40 llegar a tu destino, allí estaba tu chico, pero en vez de pedirle disculpas te escondiste.
Se veía molesto, estabas triste por dejarlo allí esperando, pero a la vez feliz porque te había esperado por mas de una hora, ¡te había esperado! Te deprimiste, probablemente no quisiera hablar contigo nunca más luego de un momento como este, ¿qué explicación me ibas a dar? Inventar una excusa no sería útil, no subestimarías su inteligencia.
Regresaste a casa y te cambiaste ropas por tercera vez, un short y una camiseta de tirantes seria suficiente. Te dejaste caer al sofá y abrazaste uno de los mullidos cojines, cerraste los ojos y dormiste, solo querías olvidar este horrible día.
Un sonido en la puerta te llamó la atención, ¿quién seria? Tu amiga Ochako ya debería estar en casa, Deku estaba entrenando y no esperabas visitas, sería muy extraño que Iida, Tsuyu o Todoroki llegaran de la nada, eran muy educados como para no avisarte. Revisaste tu celular, el último mensaje que recibiste y no leiste —por dormir— era uno de Mineta pidiendo una foto... ¿No lo habías bloqueado? Que insisitente.
La puerta volvió a sonar con mas fuerza y escuchaste una voz que te hizo soltar tu móvil.
— ¡Hey! — Era la voz de Bakugou. Te congelaste, deseabas no existir en ese momento, o al menos tener el quirk necesario para desaparecer. — ____, será mejor que me abras por las buenas o romperé esta mierda de puerta, ¡así que obedece!
Haciendo caso a sus demandas te levantaste, intentabas hablar pero estabas demasiado nerviosa como para decir algo coherente. Tragando saliva abriste un poco solamente la puerta, ya tenías un plan, le dirias que no eras tu, que eras tu hermana gemela y si no te creía, simularías un desmayo o gritarias que está Deku detrás de él. Era un plan A, B y C perfecto.
— Puedo... Explicar el po- ¡Wah! — El especio que antes recorriste se hizo nada, tu cabeza golpeó contra uno de los reposabrazos de tu sofá, tu celular sonó al chocar contra el suelo y recapitulaste como habías llegado a esto.
— Me dejaste plantado. — Podias sentir como las manos de Bakugou producían leves chispas, produciendo un hormigueo en tu piel prisionera. Estaba realmente enojado. — ¿Por qué?
No querías explicarle, no querías decirle que te tardaste la tarde entera en vestirte bien para que él te considerara "Bonita", no querías mencionarle que te quedaste embobada viendo como capturaban un villano, no eras Midoriya. Solo miraste a otro lado, tenías ganas de llorar, ¿como podías arruinar tantas cosas en tan poco tiempo? No aguantaste más, necesitabas explotar, soltar todo de una vez.
— ¡Me gustas! — te arrepentiste. Ni siquiera había sido la respuesta a su pregunta, bien hecho, ahora tenías mas razones para decir que era un muy mal día.
Intentaste mirarlo, el silencio entre ambos solo duró un par de segundos y un cojín cubrió tu cara apenas levantaste la vista, ¿acaso intentaba asesinarte? Te moviste, tus manos estaban libres así que te aferraste a lo que pudiste, escapando del sofá y respirando profundo, extrañabas el oxígeno.
Cuando recuperaste el aliento miraste alrededor, Katsuki se habia ido a otro lado. Caminaste a la cocina para tomar un vaso de agua, pensando que todo había sido producto de tu imaginación, incluso te habías casi suicidado con tu cojín, estabas volviéndote loca. Abriste la puerta de la cocina y casi te desmayas de verdad.
— ¿¡Ba-Bakugou!? — allí estaba el rubio, revisando tu despensa en busca de lo que imaginaste era comida.
Te miró mientras agarraba un paquete de frituras con picante, no parecía molesto ni nada, se veía neutro-enfadado —como siempre—. Se puso frente a ti dándote un pequeño empujón hacia atrás.
— ¿Que demonios esperas? Ve a cambiarte.
— ¿A-Ah? ¿Para qué?
— "Piri qui" — suspirando ya frustrado se burló. — Me debes una cita, no pienses que lo olvidaré tan rápido, mucho menos después de que te declaraste, pequeña estúpida.
Pasó a tu lado y se sentó en tu querido sofá, dispuesto a esperarte mientras encendía la televisión y comía. Tu rostro se pintó en un rojo profundo y —asintiendo rápido— corriste a tu habitación, obedeciendo y dejándolo usar de tu casa como si fuera suya. Al fin de cuentas, ¡tenías una cita real con él! Y ahora si, nada te detendría.
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~• AMOR •~ [BnHA x (Lector/Lectora)] [Yuri • Yaoi • Hetero]
AcakHistorias de Boku no Hero Academia protagonizadas por ti. Puede haber tanto yuri como yaoi e incluso hetero. Un espacio para los que gustan leer de lo que sea.