E N T R E L A V I D A Y L A M U E R T E
Adler
De alguna manera no podía tener el control total de mi concentración, se me dificultaba manejar. Pero, ¿por qué? Tal vez el simple hecho de encontrarme en una situación donde se amenazaba mi vida provocaba aquel estrés en mi. Aclaremos algo, no es que le tuviese miedo a la muerte, al contrario, desde pequeño siempre fui cercana a ella, sin embargo el tener total adrenalina en mi cuerpo hacía que todos los recuerdos desde mi infancia salieran a flote y junto a ellos un mar de emociones ajeno a lo que solía "sentir".
Todo aquel rollo me hacía reflexionar de alguna manera a lo que dedicaba mi vida, es decir, si lo pienso desde otro punto que no sea egoísta se me podría calificar como un pequeño roedor, al menos así me sentía. Cada vez que escapo noto como mi vida se basa en sobrevivir y/o huir.
Já, igual a quién le importa. Si quisiera empezar a disipar esa incomodidad seguramente no quedaría ninguno de ustedes, idiotas.
Mis ojos regresan al principio del caos, al principio un escalofrío de satisfacción recorre todo mi cuerpo, no solo por aquella visión fortuita que pasó ante mis ojos debido el vacilante festín que se podría concluir al atropellar a cada uno de esos tontos obstaculizando mi paso con sus patrullas, mientras ellos apuntan; sino también por la gloriosa victoria que se me otorgaría una vez más.
Espera, ¿que hay de mi? Dammit...
Los disparos empezaron a dispersarse, unas cuantas rozaron mi cabeza, pero solo una fue la que logró impactar mi brazo derecho. Ahogué un grito debido al intenso dolor, aunque aquello no era nada comparado con lo ineficiente que me sentí al no darme cuenta que al atropellarlos corría el riesgo de chocar y ser capturado.
—¡Adler, detente! —escucho resonar la misma voz de hace unas horas, que fastidio de persona—. Mis hombres tienen permitido disparar, si sigues avanzando morirás.
Y en un movimiento improvisado llevo al automóvil fuera de la carretera. No lo pensé, por primera vez no lo hice, tampoco conté los segundos que me llevó caer al precipicio, accioné y arriesgué mi vida. Pero eso quería, al menos algo dentro de mí me pedía a gritos que lo hiciera.
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Delirio ©
Tajemnica / ThrillerBajo las penumbras de los abstraídos secretos, del éxtasis de los delirios, escucharás la lúgubre melodía que evocan las mentiras. Te percatarás del estrecho hilo que separa a la cordura de la locura, a tu mente de la mía, porque aunque cueste creer...