Volando sin alas

HunHan

Gritos son lo único que se escucha en la casa, ya no hay risas, ni cariño rodeándome. Ya no hay madre, y mi padre se está marchitando en su habitación. Ahora me replanteo que aquello fuera una farsa a partir de algún momento en mi vida. Las sonrisas se volvieron repulsivas, y las palabras vacías. ¿Vengo dándome cuenta ahora? No, sé que muy dentro de mí hace mucho que lo sabía, pero por fuera quería seguir mintiéndome. Ese sentimiento antinatural me ha estado invadiendo desde hace mucho, tal vez por eso mi madre nos dejó. Se cansó de una vida retorica, de ver como miro a mi padre de otra manera distinta al fraternal, de ver como cada vez quedaba más en el olvido. Gemidos con mi nombre, después lloros con el suyo. Debería sentirme triste por ya no tener la figura materna junto a mí, pero sinceramente no soy alguien expresivo, pero aún más sinceramente, estoy feliz. Mi padre es por fin solo mío, y pronto lo quiero reclamar, sé que él también tiene esos pensamientos conmigo, los he oído, los he estado deseando oír cada vez más y más, y ahora podré sentirlos bajo piel. Me levanto lentamente del sillón, todavía oyendo los gritos de tristeza de mi padre pidiendo que regrese, no regresará, le haré olvidarla. Porque ahora es mío. Abro la puerta sin llamar, me quedo quieto en el umbral de la puerta, mirando como se aferra al lado de la almohada que desde hace poco pertenecía a esa mujer. ¿Desde cuándo he dejado de llamarla madre? ¿Desde cuándo lo único que me ha llenado ha sido el deseo de tenerlo completamente para mí? Y se da cuenta de que le miro, limpiándose las lagrimas con una sonrisa me habla. Intenta hacerse el fuerte.

-Oh, Sehun, no te había oído. ¿Tienes hambre? Ahora voy a hacer la cena- intenta escapar. Pero se lo impido, no huirá más de mí, porque él también quiere. Lo sé, lo sabe, sabemos que el otro ya lo sabe. Empujándole por el pecho le tiro a la cama, cuando cierra los ojos golpeando contra la almohada aprovecho para subirme encima de él, el cabello revuelto sobre el cojín solo le hace ver más adorable. Ella no se puede comparar con él, él es simplemente perfecto. Su leve sonrojo y sus ojos llenos de miedo lo único que hacen es hacerlo ver más apetecible.

-Papá... yo...- ¿para qué excusas? ¿Para qué explicarle lo que va a ocurrir? Actuemos y dejemos la cordura de lado durante toda la noche, durante todas las veces que me hunda dentro de él. Para siempre.

-Sehun, esto, no puede pasar ¿Lo entiendes?- ¡No! No lo entiendo, no entiendo su negativa, los dos lo deseamos. Aprovechemos la soledad que nos rodea para consumar nuestro amor. Le beso, a pesar de sus intentos de apartarme, al final cae rendido y me corresponde, eso es una señal de que puedo recorrerle de arriba abajo sin problemas.

-Luhan, te quiero, y me importa bien poco que esto sea antinatural, asqueroso o como la gente estúpida quiera llamarlo. Solo tengo una cosa en claro y es, que no puedo detener las ganas de tenerte para mí completamente como algo más que amor fraternal- me mira con los ojos temblorosos, abre la boca con intenciones de contestar algo que le haga creerse que no me quiere de la misma manera que yo a él, pero junto con un suspiro deja de hacerse ver la mentira que ha estado formando.

-Sehun, ¿cuándo fue que estos sentimientos pasaron la línea del cariño al amor?- una sonrisa amplia se forma en mis labios, lo he conseguido, por fin le he hecho aceptar lo que tanto hemos deseado ambos. Mientras beso apasionadamente sus labios la ropa va desapareciendo, ahora le siento bajo mi piel, le recorro con mis dedos, mi lengua, mis ojos. Y es completamente mío.