KaiSoo

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Atado fuertemente a la silla en la que me encuentro, otra vez como en aquel tiempo, pero esta vez no acabará con un enamoramiento, quien pasea amenazante delante de mí no es mi amante, es mi esposo. Estaría luchando por soltarme de las cuerdas que me aprietan las muñecas, pero ¿para qué? Él ya no vendrá a por mí, seré torturado, violado e insultado, y aún así él no vendrá a por mí. La promesa que hicimos durante la noche fría mientras nos abrazábamos se rompe hoy, justo en este momento en el que soy agarrado del pelo violentamente, le miro inexpresivo, sé que quiere verme sufrir, por eso, y solamente por eso, no le daré el placer de ver mi cara de dolor y tristeza. Pero llegan los recuerdos de aquel secuestro. Paseaba tranquilamente por las calles vacías del medio día, buscando ingredientes para mis recetas, cuando alguien salió de la nada y me arrastró hacia un coche, recuerdo a tres hombres antes de caer inconsciente y sólo uno llamarme la atención de una manera distinta al miedo. Una vez desperté amarrado y vendado escuché las voces de personas, intenté moverme lo menos posible para poder oír lo que decían y así saber como salir, pero por desgracia se dieron cuenta. Agarrándome con fuerza por mis mejillas alzaron mi rostro, podía escuchar un montón de palabras insultantes. Zorra y puta eran sus preferidas, chúpamela su orden predilecta. Decían algo así sobre que mi marido era un gilipollas que ya podía estar pagando o si no me violaban. ¿Realmente piensan que pagará por mí? Le importa más su trabajo que su esposo. Y fue como me quitaron la venda y mis ojos se dirigieron al chico de tez morena, me miraba indiferente, mientras me tiraban de los pelos para que tragara todo, a pesa de que mi boca estaba siendo violada mis ojos llorosos no se separaban de aquel chico. Luego de caer al suelo tosiendo y escupiendo todo vi como unos pies se acercaban a mí, levanté la vista con la respiración agitada, y ahí estaba él. Golpeándome contra el suelo rompió mis pantalones, puse todas mis fuerzas en separarle de mí, pero lo único que conseguí es que fueran mis piernas las separadas. Y se adentró en mí sin contemplaciones, sin importarle que sangrara. Embestidas fuertes y dolorosas, jadeos rápidos, sus dedos hundiéndose en mis caderas, mis uñas clavadas en sus brazos. A pesar de estar siendo violado me excité y me corrí cuando él lo hizo. Llorando desconsoladamente me tapé la cara, aquello había sido humillante y denigrante, lo más doloroso, que me había gustado. Aún dentro de mí me abrazó, me pidió perdón y me llenó a besos. ¿Eso era en serio? Pensé, me acababa de partir en dos sin importarle y ahora me pedía perdón llorando el también. Luego de la tercera vez que lo hicimos mi marido aceptó la propuesta de los secuestradores y volví a casa. Cada noche no podía dejar de soñar como era follado por él, como exploraba mi cuerpo con su boca, como me hacía delirar, me gustaba su forma ruda de penetrarme y sus besos cariñosos y sus disculpas después. ¿Podría decir eso? Sí, me enamoré de mi secuestrador, de mi violador. Todos los medios días paseaba por el mismo lugar, nunca le encontré, hasta que choqué con él en el tren, cuando nuestros brazos se golpearon por el fuerte parón del tren nuestras miradas coincidieron. Empujándome me arrastró hasta su casa, me tumbó en su cama y literalmente me devoró. Esa noche no volví a casa. Ni las siguientes. Dos días antes de que todo mi paraíso se cayera ambos estábamos recostados en su cama, luego de haberlo hecho, la tenue luz de la luna chocaba contra su perfil, haciéndole más perfecto. Paseaba mis dedos por su firme brazo, mientras el tenía el otro alrededor de mi cintura, pegándome a su cuerpo. Aspirando mi aroma me prometió protegerme para siempre, que estaría conmigo hasta el fin del mundo. Y yo, me lo creí. Ahora dudo de sus palabras, después de habérmelas creído completamente. Mientras soy maltratado por el que se supone que es mi esposo cierro los ojos, abandonándome totalmente, este dolor no se compara al que sentí cuando vi su casa vacía, cuando su vecina me dijo que se había ido y estaba en venta. ¿Qué si quiero comprarla? No, absolutamente no, yo quiero entrar y encontrarlo a él, si no viene incluido mi amante no quiero algo tan inútil y solitario. Mientras mi cuerpo vacío es profanado oigo la puerta siendo azotada fuertemente, sus gritos resuenan en la estancia, provocándome escalofríos, si le escucho es que pronto caeré inconsciente. Luego siento como el hombre sale de mi interior y un golpe seco hace eco, unos cálidos brazos me rodean y una conocida voz me llama.

-Kyungsoo, lo siento, a pesar de que prometí protegerte he dejado que esto suceda- aún con los ojos cerrados siento como gotas impactan contra mi rostro, lenta y pesadamente abro los ojos, y él está aquí, delante de mí, llorando por mí.

-Jongin, estoy bien- perfectamente porque te tengo aquí, junto conmigo. Ignorando el ardiente escozor en mis brazos y mi espalda me levanto y le abrazo, sintiendo su ropa mojada por el sudor. ¿Habría venido corriendo sólo por mí? Y pensar que todo comenzó con un secuestro y una violación y que acabe con un amor profundo.

-Te amo- y besa lentamente mis labios, transmitiéndome todos sus sentimientos, miedo, cariño, amor, tristeza, felicidad, todo se une junto a nuestros labios.

Volando sin alasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora