Volando sin alas

TaoRis

Abandonado, desechado, olvidado, es así como me siento, es así como me he estado sintiendo desde que se fue. A pesar de estar tan rodeado de gente ninguno me produce el mismo sentimiento que él, nadie me toca como él, nadie me susurra como él, nadie me quiere como supongo que una vez me quiso. Sentado en el sucio suelo, apoyado en la húmeda pared, espero a que alguien pase por esta carretera. ¿Hace cuánto que me estoy abandonando? ¿Me estoy vendiendo? ¿O simplemente... me estoy regalando? Por más obscenidades que me griten mientras se clavan más hondo en mí ninguna palabra me hace correrme en un segundo, tampoco ningún acto, yo, lo único que necesito, es a mi amor. Luego de una pelea sin contexto recogió todas sus cosas y de la mano de aquella mujer se marchó, desde entonces paseo por las calles oscuras buscando olvidarlo. Lo único que consigo es sentirme sucio y estúpido, no puedo evitar llorar desconsoladamente después de haberlo hecho con algún desconocido, recluyéndome en su baño vomito hasta mis entrañas. ¿Crees que con eso te quitaras esa sensación? ¿Ese asco por ti mismo? Sí... Tal vez no. Yo solo quiero que vuelva a casa, cada día le espero enfrente de la puerta, deseoso de verle entrar como si nunca se hubiera ido. Junto mis piernas a mi pecho y las rodeo con mis brazos, esta noche realmente hace frío, esta calando en mis huesos, me perfora la piel como aguijones. ¿Quién era aquella mujer que le acompañaba? ¿Por qué la protegía tanto? Ella fue la que rompió nuestro noviazgo, entró riendo con ella por la puerta, la miraba como si fuera la persona más hermosa del mundo. Una vez esa mirada era solo para mí. Recuerdo estar cambiando las macetas a otro lado para que el sol le diera más tiempo, estaba justo delante de la puerta, y cuando la oí abrirse me giré para mirarle con una sonrisa. Se congelo mi sonrisa mientras ellos se daban cuenta de mi presencia, luego fue pánico lo que les llenó el rostro, para después golpearme con excusas baratas. Si quería desecharme podía simplemente habérmelo dicho. De todas formas habría acabado de la misma forma, el trabajo de uno siempre queda muy dentro. No me puedo dedicar a otra cosa distinta a lo que me ha estado rodeando desde pequeño. Imaginaros, tenéis una madre drogadicta a la cual le importáis bien poco, solo quiere sentir el pinchazo y el subidón de la droga, pero vaya, se le acabó el dinero. ¿Qué creéis que haría? Te vendería al primer hombre que pasara por delante de ella. De todas formas yo siempre quise una niña. Ay pues perdón nací siendo hombre. Pero eso no fue impedimento para luego de ser medio violado me recogiera mientras se clava la jeringuilla y volver a hacer lo mismo, aquello era un buen trato, dejar a su único hijo siendo follado por totales desconocidos a cambio de una cantidad considerable que le permita comprar su muerte. Y sí, después de no sé cuantos hombre golpeándome, violándome, amarrándome, gritándome todo lo que era, murió. Y sí, yo no dejé las calles de la prostitución, aquello se volvió mi vicio, sentir como se clavaban muy dentro de mí, como me tiraban del pelo obligándome a mirar lo que hacíamos, como me atragantaban metiéndomela hasta la garganta, todo eso se volvió mi necesidad, me hacia sentir, por muy estúpido que suene, querido. Hasta que llegó él, solo quería una noche libre de pensamientos mientras se abandonaba en el placer de lo desconocido, yo nunca le hubiera diferenciado de los demás, pero claro, tuvo que ser amable, preguntarme si me hacía daño. Me han taladrado sin consideración durante mucho tiempo, lo que tú me haces ni siquiera lo siento, fue lo que le contesté, lo siguiente fue un beso lleno de lastima, llorar en su hombro y contarle toda mi penosa vida entera. Al día siguiente tener el mejor novio de mi puta vida, hasta que vino una zorra a quitarme lo que era mío, lo que me hacía sentirme bien conmigo mismo. Y ahora otra vez me encuentro como al principio, siendo jodidamente profanado por cerdos lujuriosos, sintiendo asco de mi puto cuerpo amoratado, odiando cada vez más y más en el circulo vicioso en el que estoy cayendo. Esto, maldita sea, no me hará alejarlo de mi estúpida mente.

-Ey chico, ¿cuánto cobras por una noche?- el estar llorando y gritando internamente hace que casi no pueda oírle, pero tembloroso me levanto del suelo y me acerco al coche con la cabeza gacha.

-Simplemente nada, yo soy gratis señor, estoy para ser follado sin contemplaciones- solo hágame olvidarlo y seré yo el que deba pagárselo a usted, solo hágame...

-¿Tao?- esa voz, esa maldita voz no para de perturbarme, me perfora dolorosamente, estoy harto. Levanto la vista para poder abrir la puerta y dirigirme a donde siempre me dirijo, a la cama de algún depravado, pero esta vez un rostro tan conocido me mira sorprendido. ¿Qué hace aquí, contratando a un pobre muchacho prostituto? ¿Es que acaso esa zorra no le da lo que necesita?

-Kris. Nos volvemos a encontrar. ¿Qué tal está tu novia?- a pesar de estar sonriendo solo deseo seguir llorando en un oscuro y putrefacto rincón, que haga justicia a mi corazón.

-Yo no tengo novia, tengo un lindo novio, el cual va a volver conmigo a casa- que suerte, espero que a ese chico no le hagas lo mismo que a mí, no le deseo mal, bueno, tal vez, sí se lo desee. Dando un paso hacia atrás intento que mi sonrisa no tiemble y se note mis ganas de tirarme desde un puente.

-Vaya, que bien, pues vuelve con él, no le hagas esperar, vete de estas calles infectadas de marginados y regresa a tu cálido hogar- junto con el paso anterior doy tres más, intentando alejarme de lo que definitivamente va a acabar conmigo. Pero suena la puerta siendo abierta, suena siendo cerrada, suenan pasos rápidos acercándose a mí, suena a... amor.

-Tao, perdóname, yo nunca quise irme. Nunca quise dejarte caer en esto- mentira, vino con ella, se fue con ella, no pensó en mí mientras recogía sus cosas y las guardaba en la maleta, aún con ella en el salón, dio un portazo y me dejó. Nunca quiso es una burda mentira. ¿Quiere noche de pasión? Yo se la daré, después me marcharé para siempre. Me reuniré con mi madre a pesar de que ni un solo segundo de mi vida me quiso.

-¡Mentira! ¡Entraste con ella, si de verdad no hubieras querido abandonarme nunca hubieras entrado con ella!- retrocede, retrocede, ¡retrocede! Se está acercando, no puedo dejar que me abrace, si le dejo, me rendiré ante él. Y... me derrito. Sus brazos, se sienten igual que siempre, que me rodee con ellos me hace estremecer.

-Tao, amor, ella es mi hermana, quería presentártela, había venido para verte a ti- ¿su hermana? ¿Había venido para... conocerme? No... No... Yo... Soy un estúpido. Las rodillas me fallan y si no es por él ahora estaría en el suelo llorando, me aferro a su cuello como si con aquello pudiera salir del hondo agujero en el que caí. ¿Entonces? Entonces volvamos a casa.

-Kris, volvamos a casa.

-Por supuesto mi amor, volvamos juntos a casa.