Acabábamos de discutir e íbamos caminando uno al lado del otro sin mediar palabra, el pasillo era eterno. Ella giró su cabeza varias veces para mirarme, reconocía esa mirada. Me había puesto cachondo con la pelea. Me daban morbo las discusiones.
Ella lucía una blusa, con un tirante medio caído donde se podía observar medio seno. Mi mirada la desnudaba. Justo en un momento nuestras miradas se cruzaron, era el momento. En un ágil movimiento la empotré contra la pared, besándola desenfrenadamente. "Esto no significa que no esté enfadado" susurre en su oído mientras le mordisqueaba el lóbulo. Ella asintió con un leve gemido. Le arranqué la blusa de un tirón y pude ver sus pechos desnudos, no muy grandes, perfectos. Cogí uno de ellos con mi mano y lo masajeé mientras mi otra mano bajaba a su entrepierna para llegar a... a... Me quedé en shock. Ella sonrió. "¿Tu gusta verdad?" Dijo sensualmente. No llevaba ropa interior. Me excité hasta mas no poder. La levanté y la apoyé contra el alféizar de una ventana. No podía dejar de besarla, así que ella misma se la introdujo dentro. De su boca salió un gemido, seguido de otro y otro más, al ritmo que el vaivén de mi cuerpo me hacia entrar y salir de ella. Se me nubla la vista y rápidamente vuelvo a estar allí.
Seguía caminando por el pasillo junto a ella, los dos enfadados, yo excitado, nada había pasado. Llegamos a su habitación y ella entró. Yo no.
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Tu Lado Más Salvaje
RomansaConjunto de relatos eróticos propios, escritos desde lo más profundo de la sutileza, la lujuria y el deseo.