Encuentro

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El sonido del corazón acelerado va aumentando el ritmo concorde a la pesada respiración del experimentado cazador pelirrojo, quien se mantenía en un estado de alerta ante el exótico animal enfrente suyo.

El olor oxidado de la sangre se volvía cada vez más insondable en cada paso, el tiempo parecía detenerse en aquel instante mágico en que se encontraron estos dos seres con un fuerte vínculo emocional que inclusive sobrepasa las barreras del tiempo o el espacio y seguramente por eso llegan a rencontrarse en el abismo mismo tal si sus almas se buscasen para estar por siempre juntas.

¿Cuánto tiempo le cuesta a un cazador matar a un enemigo? Apenas segundos, segundos que nunca llegan ¿Por qué el entrenado asesino se detiene? ¡Se preguntarán!

Quizás lo intuye, quizás su corazón no quiere hacerle daño al dueño de sus pensamientos, al entrañable hombre que cambio su vida por completo y le hizo sentir más que la fría soledad o la amarga rutina de un trabajo perturbador.

Así fue como el cazador quedo totalmente paralizado observando al lobo con detenimiento, dándose cuenta lo hermoso que era hasta extrañamente atrayente dado la mayoría de los lobos blancos yacían extintos ¡Ver uno es equivale a encontrarse un trébol de cuatro hojas! Y sin embargo a pesar de la imposibilidad allí se hallaba su salvador, un animal salvaje e imponente que rompió la telaraña vampírica y fue herido por uno de esos chupasangres con tal de defender la vida de un asesino que no valía el esfuerzo o al menos eso creía, a diferencia de otros Taiga tenía conciencia y podía sucumbir a sus emociones.

La bestia temblaba e intentaba desesperadamente ponerse en pie con la esperanza de sobrevivir, aunque era astuto y sabia se encontraba en manos de un cazador adiestrado, no podía hacer nada más que enfrentar su destino de frente, sin miedo y con el sentimiento más doloroso que se reflejaba en su ser obviamente por el hecho que Kagami le haría daño sin saber quién era en realidad.

¿Si Taiga supiera la verdad, el hecho de que era un hombre lobo, le mataría? —Se preguntaba el jugador fantasma.

¿Lo odiaría?

Esa sensación de rechazo picaba y rasgaba el interior de maneras dolorosas.

Eran enemigos, deberían odiarse, pero no lo hacían realmente.

El majestuoso lobo alzo la vista desafiante y el tigre noto un destello penetrante en sus ojos color cielo, el brillo intenso azulado parecía envolver el cazador como si se hundiera en el mismísimo océano o fuese arrastrado por las olas marinas. Ese lobo poseía esa mirada salvaje de su viejo amigo Kuroko Tetsuya, la manera rebelde de comportarse ante la intimidación y quiso por un momento dejar de pensar, de anhelar la compañía inocente del niño que un día perdió por su despiadada profesión.

¡No era correcto!

Era prohibido el solo pensar en Tetsuya pero no podía evitar extrañarle, preocuparse por ese chiquillo tan especial que cambio su forma de ver las cosas y le dio vuelta completa a su universo.

Dicen que una persona es importante si deja una huella, un antes y después....

Mientras tanto el segundo al mando de los redhunters Himuro, al ver que su hermano se yacía inmovilizado ante la amenaza ¡Decidió actuar! Tomo su arma que era una espada de hielo, contraria a la del tigre y se propuso a matar sin piedad a la criatura tal como fue entrenado sin embargo antes de que le causara algún mal o si quiera se acercara o tocara alguno de sus hermosas hebras celestes; Kagami se interpuso en su camino casi instintivamente, sin querer que mataran al inocente lobo y agrego con una voz firme— Según las leyes de los cazadores, debo salvarlo.

Rosas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora