Rosas de Sangre

Planes

   El jugador fantasma a causa del enojo fortuito e intenso, dejo al lobo tomar el control de su conciencia a tal grado que termino convirtiéndose en un animal salvaje careciente de razonamiento o lógica alguna.

Tratar con una criatura sedienta de sangre no es trabajo fácil; Nash muy pronto se daría cuenta de ese hecho, había cometido un grave error al dañar a alguien tan valioso para el emisario de sangre azul y hacerle enojar.

En cautiverio el caprichoso hombre lobo fue destruyendo con sus garras afiladas las cortinas, las sabanas e hizo un desastre a medida que pasaba por el lugar. Nash no tuvo otra opción que encerrarlo en una habitación oscura y ni siquiera podía acercarse porque la criatura se le venía encima, deseando desgarrarlo; parecía decidido a acabar con el que atento contra el pelirrojo.

Era comprensible dicho comportamiento puesto que los hombres lobos son posesivos tanto que, si le hacen daño a un individuo el cual quieren o por la defensa del ser especial, son capaces de los actos más atroces y no están conscientes como para detenerse a contemplar aquel acontecimiento sangriento.

Kuroko lloraba en las noches tanto que sus quejas de dolor se escuchaban en un aullido tenebroso y en el día gruñía más si escuchaba la voz del enemigo, no había forma de calmarlo o aliviar su abatido corazón, la rutina era inaguantable...El mago por undécima vez entro al cuarto siendo arrastrado por el peligroso hombre que intentó atacarle con toda la rabia contenida, Nash defendiéndose le tiro bruscamente y le apretó la garganta como si lo estuviera asfixiando, con su rodilla aplastaba el pecho del contrario para inmovilizando sin embargo el lobo le rasguño la cara, se aferro en un abrazo agresivo y le mordió la oreja arrancándole el arete que siempre traía; casi jugando con este en su boca, el vampiro lo soltó irritado porque sentía la herida palpitante en su rostro o en su oreja, manchando por doquier de sangre— Maldito, voy a golpearte hasta que no puedas moverte.

El lobo gruño con agresión, no era capaz de hablar o entender nada únicamente sabia que el rubio era el enemigo, debía acabar con la amenaza. Así son los animales indomables, luchan por la sobrevivencia y contra los depredadores que puedan dañarles o a los suyos.

Nash lo golpeo en el rostro con su fuerza absoluta, dejando un moretón espantoso y le jalo el cabello celeste, sus dedos resbalaban en las hebras finas— ¡Vas a obedecerme! — le agito, golpeándole en el respaldo de la cama nuevamente, forcejeando su musculoso cuerpo contra el más delgado.

Persistentemente pelaban, era una escena repetitiva donde los dos se agredían sin llegar a una resolución... El conde a menudo era violento, pero por más que golpea o intentara dañarlo ¡Nada lograba que Kuroko volviera a la normalidad!