Silver springs » POKÉMON GSC.

Podrías ser mi manantial plateado

Disclaimer. Claramente Pokémon pertenece a todos los mencionados, menos a mi persona.

Nota de autor.
Me da risa subir esto de nuevo. Se supone que cuando escribí esto, que fue hace años, esto era en realidad un ship entre Red y Silver, ahora que lo he editado salió algo, menos romántico. Simplemente disgusto por parte de ambos! Más por parte de Red en realidad, Silver solo quiere estar en paz.

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«El tiempo te ha hechizo, te seguiré hasta el sonido. Mi voz te perseguirá y no podrás alejarte».

{...}

—Él no hablará mucho.

—¿Tiene algún problema?

—No. Desde que tengo memoria siempre ha sido así. Siempre fue un niño muy callado y raro para algunos otros de nuestra edad. No conozco ningún problema real.

Plata queda enmudecido con los ojos en la chimenea. Hace frío por el invierno de la época y tiene una taza de chocolate caliente en sus manos para calentarlo. Toma dos sorbos de la taza y el cuerpo se calienta.

No hace más preguntas de las que debería.

—Ah —es lo único que dice sin sorpresa.

Rojo no habla. No es una sorpresa real para nadie había dicho Azul en realidad. Rojo es callado, silencioso y le da gusto tener los labios sellados desde pequeño, no porqué padezca de algo, solo no prefiere hablar.

El agarre de su taza se aprieta y le cuesta controlarse para que su molestia no se note. Toma otro pequeño sorbo.

Azul deja de escribir lo que sea que esté escribiendo y apaga la computadora levantándose de la silla, no sin antes verme explicado donde está ubicado el baño y la cocina.

—Iré a dormir. La recámara que preparó Daisy está preparada.

—Hmm —Es lo único que dice.

Azul no parece importarle o tomarlo importancia la falta de respuesta

—Te veo mañana.

Azul se va. Plata se queda solo presenciando en silencio la vitrina manchada del frío del invierno.

[…]

Azul luce abatido los siguientes días. Tiene los parpados hacia abajo cansado y orejas moradas debajo de sus ojos, luce como si no fuese dormido en días.

—Tengo que avisarle a su madre.

Plata gira su cabeza, apartando sus ojos del cuerpo inconsciente y postrado que está descansando en la cama. Rojo luce mortalmente pálido y el único brillo de vida es la fiebre que pone su piel áspera arder como la llama ardiente de la cola de un Charizard. Se atreve decir que luce como un muerto, de esos que están allí listos para ser vestidos y maquillados antes de ser puestos en la camilla, y no es la comparación mas buena que tenga Plata ahora. Rojo luce frágil y no como la gran leyenda que es.

El pensamiento es contradictorio de todo lo que conoce de lo que es Rojo.

La piel le pica, recordando las últimas palabras de su padre de un Entrenador que derrocó su sindicato del crimen en cuestión de meses.