: prólogo :

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¡Genial! ¡De nuevo voy tarde!

Me levanté con rapidez de mi cama, tropezando con aquellos tennis viejos que Olivia me había regalado para mi cumpleaños. Revolví mi clóset, encontrando el vestido celeste que había usado hace una semana, lo tomé y me lo coloqué con rapidez. Tomé aquellos tennis y me los coloqué con unas medias coloridas, antes de salir corriendo de mi habitación hacia el baño.

Hice lo necesario, cepillarme los dientes, lavarme el rostro y hacer del uno.

Si están preguntando por qué no me peiné, es porque nunca lo hago y voy tarde y...

— ¡Bonnie!

Mamá va a matarme.

Tomé mi mochila y bajé las escaleras apresuradamente, tratando de no tropezar, teniendo en cuenta mi torpeza. Una vez logré tocar el suelo del primer piso, suspiré con alivio.

— Hola, Bonnie. – rodé los ojos inconscientemente al escuchar la voz de Toby, tomándolo de la mano y arrastrándolo hacia la puerta para irnos.

— ¡Adiós, mamá! – me despedí, tirando del rubio hasta afuera y cerrando la puerta detrás de mí con rapidez.

— Vámonos. – hablé, caminando hasta el coche que Jenna le había obsequiado, coche que conducía para llevarnos a la escuela todos los días.

Él soltó unas risitas, mientras yo me metía en el coche. Encendí la radio de inmediato, estaban pasando una de las canciones de Selena Gómez, así que comencé a tararearla.

Luego de unos quince minutos, estábamos en la puerta de la escuela. Bajé rápidamente y Toby se aclaró la garganta detrás de mí, di vuelta sobre mis talones y lo miré alzando una ceja.

— ¿Prefieres compensarme el favor pagándome el almuerzo o dándome un beso en la mejilla? – preguntó y yo rodé los ojos, lo volvió a hacer.

— ¿Eres consciente de mi odio hacia mí, verdad? –pregunté, mientras me acercaba a él y lo tomaba de los hombros.

— Sí, y también soy consciente que eso es una actuación, Bonnie. – reí levemente antes de dejar un pequeño beso en su mejilla.

Sin siquiera despedirme, corrí hacia dentro de la escuela, chocando con varias personas y ganándome varios insultos. Pero no me importó. Después de todo, tenía un tipo de privilegio que no puedo contar aún.

— ¡Wow! ¿qué sucede? – preguntó Melissa, mi mejor amiga, separándose de su novio Jacob, al escuchar mi quejido. Porque si fuera por ella, seguiría comiéndose al chico en frente de mi rostro, sin importarle que yo ni siquiera hubiera dado mi primer beso.

— Lo que pasa es que no estudié para el examen de matemáticas. –dije, golpeando mi cabeza contra el metal del casillero y soltando un quejido

Bonnie la idiota.

La campana sonó y yo me quedé unos minutos más con mi cabeza dentro de mi casillero, lamentándome por no entender los estúpidos temas de matemáticas, ni siquiera nos servirán en el futuro.

Creo que eso lo saqué de Lizzy.

Abrí los ojos como platos al recordar la primera clase de aquel día, corrí hasta el salón de historia, pudiendo escuchar las risas de Toby en la habitación cuándo entré en ésta. Traté de hacer el menor ruido posible mientras me dirigía a mi pupitre, rezando para que el profesor no se volteara.

— Bienvenida seas, Bonnie. —maldición.

Sonreí forzada y falsamente mientras me volteaba hacia la pizarra.

— Hola, Albert.

Hola, querido padrastro que le cuenta todo a mamá porque no sabe guardar un secreto.

Él rodó los ojos con diversión, negando con la cabeza y señalando mi pupitre antes de voltearse y continuar escribiendo cosas en la pizarra.

Me senté en mi pupitre, suspirando de alivio y comenzando a sacar mis cosas de mi mochila, tratando de acomodarlas en el pequeño espacio que tenía mi pupitre.

— Te has salvado. – escuché un susurro y volteé, había olvidado por completo que me sentaba junto a Toby en todas las clases.

Sin duda sería un largo día.

De toda݂2d

Hola, Bonnie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora