: veintisiete :

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antes que nada, espero que tengan un hermoso 2018. 

me removí en mi cama al escuchar el llanto de las gemelas, tal y cómo yo lo había imaginado, eran unas completas lloronas.

suspiré y me reacomodé contra Toby, tratando de usarlo cómo una almohada y así cubrir mis oídos. pero él estaba igual que yo. terminé por levantarme de la cama.

— la próxima vez dormiremos en tu casa. – dije y él asintió con la cabeza, tallando uno de sus ojos.

tomé mi ropa y caminé al baño del pasillo, escuchando un bufido por parte de mamá al escuchar el llanto de las bebés.

me di una rápida ducha, lavé mis dientes, hice mis necesidades y luego me cambié. tenía un vestido rosa pastel con unas converse en mis pies, digamos que era algo normal. después de todo, siempre usaba vestidos.

salí de la habitación y caminé a la sala, dónde Lizzy estaba sentada en el sofá, sosteniendo a Mia y haciendo que volviera a dormirse.

porque sí, además de lloronas son dormilonas.

Max bajó las escaleras con Ava en brazos, ella estaba bastante tranquila. y cómo quiero más a la menos llorona, me acerqué a Max y tomé en brazos a la bebé, sintiendo cómo se acurrucaba entre mis brazos al segundo que la cargué.

— te quiere más que a su propio padre. – dijo Max, fingiendo estar ofendido. solté una pequeña risa y mecí a la bebé.

— ¡buenos días! – dijo Albert, bajando las escaleras. todos le devolvieron el saludo, pude ver que Toby bajaba detrás de él, aún tallando uno de sus ojos.

— hola Ava... — dijo mirando a la bebé que yo tenía en brazos, antes de dejar un suave beso en mis labios, que me hizo sonreír como una boba.

Lizzy extendió los brazos hacia mí y suspiré, acercándome hasta dejar a Ava en sus brazos. mi hermana realmente era muy molesta cuánto a sus hijas.

no, no es cierto. ya se me estaban cansando los brazos.

me adentré en la cocina, Toby estaba sentado en uno de los taburetes, mirando cómo Albert hacia el desayuno. yo sonreí levemente y me senté a su lado, apoyándome contra él y de inmediato sintiendo cómo me abrazaba.

— algún día nosotros tendremos unas gemelas así. – dijo ricitos, Albert se volteó con los ojos cómo platos y yo solté unas inevitables risas.

— ustedes aún son muy jóvenes, dejen de pensar en esas cosas. – habló él y yo asentí con la cabeza.

le di un pequeño golpe en el hombro a Toby antes de dejar un ruidoso beso en su mejilla, sí, así nos llevábamos.

sentí mi teléfono vibrar en el bolsillo de mi vestido y no me sorprendí al ver que tenía una llamada de Melissa.

me aparté de Toby para contestar la llamada.

— ¿qué sucede, Melissa? – pregunté algo extrañada, sólo silencio del otro lado de la línea. – Melis-...

— lo besé. – me interrumpió ella. – besé a Ethan. – dijo, antes de que yo siquiera pudiera contestarle. comencé a removerme en mi lugar ante la ansiedad, yo shippeaba a Melissa con Ethan.

— ¿y qué sucedió, Melissa? – pregunté, al notar que ella no diría nada más. logré escucharla suspirar y fruncí con levedad el ceño.

— no me correspondió. – me mordí el labio al escuchar su tono de voz. – y no me regresa las llamadas. – escuché un pequeño sollozo.

— voy para allá, Melissa. – dije y ella soltó un "mmh", antes de que yo colgara la llamada.

Toby había escuchado todo, porque es un chismoso y se había pegado a mí para oír de lo que hablábamos.

— yo te llevo, enana. – me sonrió levemente antes de bajar del taburete y salir de la casa, encendiendo su auto.

:: :: ::

— quedé cómo una idiota, Bonnie. – habló mi mejor amiga, sorbiendo por la nariz y volviendo a apoyar su cabeza en mi hombro. cabe destacar que esa parte de mi vestido estaba llena de mocos y lágrimas. – seguramente me odia y por eso no me regresa las llamadas.

— estoy segura de que no es eso, Melissa. – dije, luego de pasar un trozo de chocolate. ¿qué? no había desayunado y también estaba segura de que me quedaría allí mucho más tiempo.

— a ver, ¿por qué no lo llamas tú y le preguntas? – alcé una ceja ante lo que ella dijo.

— porque es tú problema, no el mío. – le respondí. mi mejor amiga frunció el ceño, mostrándome la lengua de manera burlona.

— no te ayudaré nunca más con Toby. – yo le devolví aquel gesto infantil.

— nunca te he pedido ayuda, cariño. – me dio un golpe en el hombro ante el tono que yo había usado. volviendo a abrazarme. cuándo Melissa estaba triste, era cómo si el monstruo de los abrazos le hubiera picado.

solté un suspiro, dejando de lado mi barra de chocolate para corresponder el abrazo que mi mejor amiga estaba dándome. debía aprovecharlo, Melissa nunca era cariñosa conmigo, y a pesar de que era porque estaba triste, no dejaba de ser un abrazo.

pude escuchar aquel ridículo tono que tiene para los mensajes. Melissa de inmediato se separó de mí para ver si era un mensaje de Ethan, a lo que la miré expectante.

— ¡no me importan sus estúpidas cadenas, estoy en un momento dramático! – bufó con molestia, antes de lanzar el teléfono a algún lugar de la habitación y apoyarse en su almohada.

volví a escuchar aquel tono y la miré.

— ¿no vas a fijarte?

ella negó con la cabeza, aún con su rostro enterrado en la almohada.

— seguro es otra estúpida cadena. – bufó. – Ethan no me quiere, me odia y nunca más me hablara. – escuché otro bufido.

yo me encogí de hombros antes de caminar hacia dónde había dejado su teléfono.

"lo siento por no haberte devuelto las llamadas, estaba ocupado cuidando de mi hermanita menor.

me encanto que me besaras, Melissa. pero estaba en shock".

— Ethan. – dije, luego de haber leído el mensaje en voz alta. mi mejor amiga se quedó callada.

tapé mis oídos rápidamente.

Melissa levantó su rostro de la almohada para dar un agudo grito.

lo que hace el amor.

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Hola, Bonnie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora