extra O1

28K 1.7K 329
                                    


me removí en la cama, soltando un pequeño suspiro al oír un llanto infantil. sacudí el brazo de Toby, pero él simplemente continuó acurrucado entre las mantas, cómo sino le importara.

me levanté de la cama, suspirando nuevamente y caminando hacia la cuna dónde Milo se encontraba, él continuaba llorando, mientras sacudía sus pequeños bracitos y piernecitas regordetas.

lo tomé en brazos, notando que aún así se movía, provocando que aquel mameluco celeste que utilizaba como pijama se arrugara un poco, Milo era un llorón.

lo coloqué contra mi pecho, comenzando a mecerlo en ese mismo momento, mientras daba pequeñas palmaditas en su espalda, si bien su llanto cesó, comenzó a buscar el pecho y suspiré, antes de alzar la camiseta que utilizaba como pijama y comenzar a amamantarlo.

caminé nuevamente hacia la cama, sentándome en el borde de ésta mientras observaba como mi hijo continuaba alimentándose, con su otra mano permaneciendo sobre su cuerpecito. acaricié uno de sus brazos, mientras una pequeña sonrisa se asomaba por mis labios.

escuché un pequeño quejido y noté que se trataba de Toby, que a los pocos segundos se levantó de la cama y abrió las cortinas, ya estaba amaneciendo. Milo lo hacía a propósito, despertaba unos pocos minutos antes del amanecer para que nosotros no pudiéramos volver a dormir.

— qué niño glotón. – habló Toby, mirando como Milo continuaba alimentándose, reí, mientras lo acomodaba más contra mi pecho, facilitando su tarea.

— aún es pequeño. – continué amamantando a Milo, mientras veía cómo Toby se dirigía hacia la cocina, pasando por delante de mí y dejándome ver su espalda, y su trasero cubierto por aquellos pantalones grises que le llegaban solo a las caderas. sí amigos, ese es mi esposo.

mordí mi labio inferior ante mis propios pensamientos, notando en ese momento que Milo dejaba el pecho, por lo cual me cubrí rápidamente, caminando hacia el cambiador y desabrochando uno de los botones, subiendo el mameluco hasta su estómago para comenzar a cambiar su pañal, mientras Milo jugaba con sus pies. solté una pequeña risita, él tenía apenas tres meses y era más despierto que cualquier otro bebé.

volví a abrochar su mameluco, dejando un beso en su nariz que provocó que comenzara a balbucear, estirando sus piernecitas y soltando un pequeño bostezo. sonreí, pasando mis manos por debajo de sus pequeños brazos y levantándolo con cuidado, dejándolo en su cuna y caminando hacia el baño, lavando mis dientes y mi rostro, tal cómo Toby había hecho antes de dirigirse hacia la cocina. volví a la habitación, tomando a Milo nuevamente entre mis brazos.

Toby estaba delante de la cocina, preparando el desayuno mientras unos pequeños tarareos escapaban de sus labios. sonreí y me acerqué a él hasta depositar un beso en su cuello, teniendo que alzarme sobre las puntas de mis pies para hacer aquello.

— buenos días. – saludé con una sonrisa, Toby volteó y depositó un corto beso en mis labios, haciendo lo mismo con la frente de Milo, antes de volver su atención a los panqueques que estaba preparando.

me acerqué al sofá y coloqué a Milo en su porta-bebés, antes de cubrirlo con una pequeña manta, tomando el porta-bebés y colocándolo sobre la mesa, comenzando a mecer éste.

— no hablamos mucho del trabajo últimamente. – dije, mientras veía cómo Toby se acercaba con dos platos de panqueques.

— no hay nada interesante. – se encogió de hombros con una pequeña sonrisa. – lo único en lo que pienso todo el día es en volver al departamento para poder pasar tiempo con ustedes dos. – miró a Milo y luego a mí.

— trabajar desde casa es algo aburrido. – hablé, mientras soltaba un pequeño bufido, cortando un trozo de panqueque. – pero es mejor, porque así puedo estar pendiente de Milo.

— igual no debe hacer mucho, el día tiene veinticuatro horas, Milo duerme veintitrés. – río ante lo que había dicho Toby, antes de acercarme a él y apoyar mi cabeza en su hombro, sintiendo como dejaba un beso en mi cabeza.

— Bonnie, ¿eres feliz? – preguntó y yo solté una pequeña risa.

— claro que lo soy, ¿tú lo eres?

— por supuesto, enana. – besó nuevamente mi cabeza.

— ¿somos felices, Toby? – pregunté y él asintió.

— somos felices, Bonnie.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 10, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Hola, Bonnie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora