Super Stars

Prólogo

—Moshi-moshi.

—Hola... ¿Alex?

—...sí, ¿quién le llama?

—Alex, soy yo, Rebecca.

—Oh por Dios, Rebe, ¡hola! ¿Cómo has estado? ¿Qué tal te va? Hace siglos que no hablamos.

—Sí, literalmente. Pues qué te puedo decir, las cosas están difíciles por aquí. ¿Y tú? ¿Dónde estás? No he sabido nada de ti desde...

—Sí, prefiero no hablar de eso ahora. Desde esa vez, decidí comenzar una nueva vida en un lugar muy lejano para olvidar la vergüenza que tuve que pasar aquel día.

—¿Oh, sí? ¿Qué tan lejos?

—Japón, amiga, por fin pude cumplir mi sueño de vivir aquí.

—¡Wow, te felicito! Estoy muy feliz por ti, es tu sueño desde que éramos apenas unas niñas.

—Lo sé, es lo mejor que me ha pasado en toda la vida. Pero bueno, dejemos los detalles de lado, ¿a qué se debe esta grata llamada?

—Oh, sobre eso... es algo difícil de decir. Tuve una discusión muy fuerte con mis padres en la que ellos me dijeron cosas muy hirientes que prefiero no recordar, así que quería mudarme para estar lo más lejos de ellos como me sea posible.

—No sabes cómo lo siento, Rebe.

—No lo hagas, no es culpa tuya. Por ahora me estoy quedando en un hotel que puedo pagar con mi empleo de medio tiempo mientras curso la carrera, así que me preguntaba si... si me dejarías mudarme contigo.

—¿A pesar de que esté literalmente al otro lado del mundo?

—No importa, no quiero quedarme con ninguno de mis familiares, y eres a la única a la que le tengo tanta confianza como para pedirle un favor tan importante como este.

—Pues por supuesto que sí, pero tú tendrías que comprar tu boleto hasta Japón, mi beca y mi trabajo apenas me alcanzan para los alimentos, y la casa me la otorgó la escuela para quedarme en este país y seguir aportando prestigio con mis notas a la universidad. Te haré un espacio para que estés cómoda.

—Gracias.

—Por nada. Avísame con anticipación el día en que programes tu llegada para recogerte al aeropuerto, no creo que puedas sobrevivir un día en Japón sin saber el idioma.