A solas, como cada noche de mi vida.
A solas, como cada camino hacia casa.
A solas, como cada canción de amor.
La soledad... mi fiel compañera.
Muchos dicen que es bueno pasar tiempo a solas,
pero yo he pasado tanto tiempo conmigo misma,
que ya nada me queda para aprender.
Me conozco de arriba a abajo,
me conozco en cada reacción.
Aprendí a manejar mi ira,
mi tristeza y mi odio,
aprendí a manejar todos mis demonios.
Conocí el arte de la soledad,
y ahora me asusta.
Yo pedí un tiempo a solas,
pero ahora quiero escapar.
Quiero escapar de esta soledad que día a día
acaba con mi alegría, con mis ganas de vivir.
La soledad se apodera de mí, llevándome
a lugares realmente oscuros.
Por mi soledad he sufrido muchas desilusiones,
pero no salgo herida,
porque aprendí a manejar la decepción.
Pero la soledad... la soledad duele y no puedo manejarlo.
La soledad me lleva a lugares que desconozco.
Me lleva a querer mirarte a los ojos cada noche,
me lleva a quererte a mi lado constantemente.
Pero si se cumple,
si tú te quedas a mí lado,
perdóname pero me cansarás.
Y hay veces, cuando la soledad me lleva a aquellos lugares oscuros,
que no puedo controlar mis impulsos.
Éstos salen de mi cuerpo arrebatando todo mi alrededor,
porque necesito un poco de paz en mi cabeza.
Vete,
pareces un demonio.
Vete,
déjame sola.
Y te irás.
Y luego te necesitaré,
porque la soledad nuevamente,
regresó.
Pero cuando la soledad regrese,
y alguien aparezca ante mis ojos,
le pediré que se quede conmigo para siempre,
porque la soledad me lleva a querer hasta sentir que duele.
Querer hasta cansarme,
hasta odiar.
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Entre Líneas
No FicciónEscribo para encontrarte. Para encontrar tu sonrisa y tu mirada. Entre líneas puedo sentirte. {Textos} Créditos a Wendolee_Figueroa por la portada.