vida en konoha anbu

capitulo 8 cadenas del odio 4: contraataque

Cadenas del odio IV: ¡Contraataque!

Los seis miembros del Equipo Sigma estaban exhaustos.

Su mañana había sido caótica.

La tarde prometió no ser mejor.

Por el momento, muchos miembros del equipo Sigma dormitaban tranquilamente sobre las espaldas de los primates del tamaño de un hombre. Se lanzaron a través de los árboles con la misma destreza que el ANBU hacia su destino. Naruto distraídamente usó su chakra para pegarse a la cálida superficie peluda de su invocación, sus ojos se cerraron y su respiración se relajó. El viento pasó corriendo junto a él, alborotando su cabello y agitando su capa, mientras que Naruto y el resto de su Escuadrón aprovecharon los pocos momentos que pudieron para descansar y recuperarse. Los largos turnos y el descanso donde pudieras eran una segunda naturaleza para su equipo ANBU, mientras que Naruto había pasado muchas noches desagradables al lado del Hokage mientras el anciano desafiaba su edad y se ocupaba de sus asuntos sin dormir un solo ojo durante días y días. Cada vez que parecía que se quedaba dormido sin permiso, Sarutobi lo golpeaba o le arrojaba agua a la cara. En el momento, Naruto acababa de pensar que el viejo era su habitual sádico y horrible yo. Ahora, mientras usaba su experiencia, Naruto miró debajo y apreciaba aún más su entrenamiento infernal.

La convocatoria los llevó bastante lejos de la distancia, pero incluso ellos también comenzaron a cansarse. Cuando se acercaban a su destino, Team Sigma se detuvo y Naruto agradeció la invitación con gratitud. Un poco más descansado, Naruto condujo al Equipo Sigma a las coordenadas que habían recibido del oficial enemigo a pie.

Cuanto más cerca estaban, más aparente era que había una presencia enemiga en la zona. Delgadas extensiones del bosque habían sido barridas a un lado y el humo aceitoso negro se elevaba en el aire. Algunas partes todavía estaban encendidas, los árboles gigantes del País del Fuego ardían brillantemente cuando el fuego rugió a través de ellos. No había ningún sentido de la razón o lógica que Naruto pudiera deducir del patrón de las quemaduras: parecía aleatorio y caótico, actos de vandalismo y destrucción más que cualquier objetivo estratégico importante. Había varios pueblos en el área, ciudades pequeñas y sin importancia con poblaciones no mayores a mil. Se ganaban la vida fuera del bosque, cosechando madera y enviándola más al sur a través del río a las ciudades comerciales de Fire Country a lo largo de la frontera del Tea-Fire.

La primera aldea con la que se encontraron había sido destruida por completo. Pequeños incendios aún ardían sobre los grandes edificios de piedra. Los dedos de Naruto se lanzaron en código ANBU y con un movimiento de los seis, los seis aseguraron la aldea destruida. Naruto estaba en el centro, su máscara ocultaba sus emociones turbulentas, mientras miraba la gran pila de cadáveres carbonizados y quemados en el medio de la ciudad. El olor era acre y sucio y le trajo lágrimas a los ojos, al menos, eso es lo que se dijo Naruto mientras caminaba silenciosamente alrededor de la pila, mirando las cáscaras de hombres, mujeres y niños. La aldea había dependido de Konoha para su protección y Leaf les había fallado.

El pequeño equipo de Chunin que había sido desplegado allí -probablemente para tareas policiales generales- no había logrado luchar mucho y la docena de Shinobi habían sido asesinados. Su cadáver había sido destrozado y profanado, utilizado como práctica de tiro y escupido. Naruto podía oler la orina de uno de ellos y su sangre hervía de ira.

"Hurón", murmuró Towa, pero había un tono inquisitivo.

Estaba temblando, Naruto se dio cuenta de repente, y se miró la mano con absoluta fascinación. Sus dedos temblaban y los obligó a entrar primero, apretándolos con fuerza. No fue el miedo lo que recorrió su cuerpo sino un repentino y salvaje fuego de odio. Quería descubrir quién hizo esto y quería matarlos, lenta y dolorosamente, arrancándolos pieza por pieza.